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La morcilla, clave de los centenarios de Pravia

"Hay que comer poco y de casa", aseguran Paulino López y Rafael Solar, que celebraron ayer su siglo de vida en la residencia local

Rafael Solar y Paulino López, sentados ante sus tartas de cumpleaños. Detrás, los familiares de Solar, Vanesa Granda, José Ramón Solar, Maite Solar y Luis Solar, y los de López, Esperanza Martínez y Fernando López. S. ARIAS

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado esta semana de los riesgos cancerígenos de las carnes procesadas. En Pravia, sin embargo, dos hombres desafían el informe, Paulino López y Rafael Solar, que este año han cumplido la centena con una dieta rica en productos de casa, chorizos y morcillas de los gochos y algún que otro repollo de la huerta. Así, con un vaso de vino bueno de vez en cuando, han conseguido cumplir un siglo de vida y hacerlo en las mejores condiciones. Memoria no le falta a ninguno.

López y Solar recibieron ayer un homenaje en la residencia Nuestra Señora del Valle, gestionada por Mensajeros de la Paz, en la que estuvieron rodeados de familiares y recibieron el pin de Pravia de manos del Alcalde, Antonio de Luis Solar. Ambos estaban muy emocionados: "Yo aún no lo comprendo, es un podio muy alto y no merecido", afirmó Paulino López.

El hombre, que hizo los 100 el pasado 30 de julio, nació y vivió toda la vida en Malleza (Salas), dedicado a la labranza y a la ganadería. "Pasé la niñez entre la escuela y pastoreando vacas", detalla. Además de agricultor y ganadero, López era músico. Tocaba el oboe, el bombardino y el trombón y formó parte de la orquesta "La Estrada" de Salas. Es más, su pasión por la música la han heredado dos de sus nietos, estudiantes de gaita en el conservatorio de Oviedo y miembros de la banda municipal de Pravia.

López tiene una vitalidad contagiosa y su nuera, Esperanza Martínez, dice que siempre ha sido muy alegre, optimista y cantarín. Dice que el secreto de su longevidad es haber comido poco, pero siempre de casa. "Antes, con una boroña y un fervío llegaba", comenta.

La buena dieta también ha sido la clave para Rafael Solar. Y como López, el buen humor. "Creo que según voy llego al año que viene; el invierno pasado fue de cuidado, pero al final no pasó nada", bromea al recordar un achaque médico. Pero sin lugar a dudas, "comer sano de lo que producía la tierra y lo que se hacía en casa" han sido las escaleras hacia los cien años. También "callando la boca, hay que ser prudente", detalla.

Solar era el segundo hermano de siete y siempre se ha preguntado por qué todos murieron antes que él. Más teniendo en cuenta que fue el único que se dedicó al campo en la localidad praviana de Prahúa, de donde es natural. Solar estaba ayer rodeado de varios familiares y de su nieta Vanesa Granda, quien le regaló el jersey que llevaba puesto, bordado con la frase "un siglo, casi nada...".

Su hija, Maite Solar, destacó de él su carácter tranquilo y reservado, "nunca le gustaron los conflictos y siempre fue muy bromista, tiene aún mucho sentido del humor", aseguró. Y no le falta razón. Tanto Solar como López vivieron una vida dura, dedicada a las labores del campo, con estrecheces para salir adelante, pero con la ilusión y la esperanza al timón de sus vidas. Unas claves para sumar años que hoy son un consejo para sus descendientes.

Los dos tuvieron que vivir de jóvenes la Guerra Civil. Momentos muy tristes para su memoria y por eso ambos opinan igual: "Eso que no vuelva más y se quede en el olvido". Fortaleza mental y vital para ser centenarios.

Durante la celebración recibieron un diploma como "Abuelo de Oro" y una carta personal del Padre Ángel. Al acto asistió el coordinador general de Mensajeros de la Paz en Occidente, Pedro Gómez, y el director de la residencia, Jesús Vicario, quien resaltó la felicidad que sienten todos con la celebración del centenario de López y Solar. "Normalmente aquí se viven momentos de pena y tristeza y días así, para celebrar, hay muy pocos", señaló.

López y Solar soplaron juntos las velas de sus tartas con la cifra 100 encendida. De momento, la salud la tienen buena y por eso ambos esperan echar aire de nuevo con los 101 años.

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