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El dron, el peligroso regalo de moda

Los expertos advierten en Cabranes que los aparatos no son un juguete y que hay que "aplicar sentido común" para evitar accidentes como el de Enrique Iglesias

Lucio Carriles, Jorge Arias y Marcelino Artime, con un dron, ayer, durante la jornada técnica de Santolaya de Cabranes. MARIOLA MENÉNDEZ

El dron, mejor no cogerlo en pleno vuelo con las manos, como hizo Enrique Iglesias en un concierto. Lo más fácil es acabar con cortes en los dedos, como le ocurrió al cantante. Expertos como Marcelino Artime -director comercial de la empresa Vuelox, que ayer impartió una jornada técnica en el vivero de empresas de Santolaya de Cabranes- recomiendan "aplicar el sentido común" porque en el uso de estos aparatos voladores, que han llegado para quedarse, debe "predominar la seguridad". Deja claro que no se trata de un juguete, aunque en las últimas Navidades fue "el regalo más extendido". No hay que olvidar que "sólo se puede volar en zonas específicas para ello", aunque la nueva normativa, en la que aún se está trabajando, permitirá realizar vuelos en zona urbana.

Marcelino Artime también recuerda que en el uso lúdico de los drones hay que respetar la intimidad de las personas a la hora de realizar y publicar imágenes, por lo que deben salir difuminadas. Pero aunque la utilización de estos aparatos se ha extendido a casi cualquier ámbito, al margen del lúdico o personal, han sido especialmente bien recibidos en el profesional. Se están beneficiando sobre todo los sectores como la ingeniería civil, minería, forestal o el industrial y el energético.

Dos de las tecnologías más recurrentes con estos aparatos voladores son la fotogrametría, a través de la que toman fotos aéreas para luego generar modelos digitales del terreno para distintos trabajos, y la termografía, con la que miden los puntos calientes o de interés en la zona.

Por ejemplo, en el primer ámbito se utilizan los drones para realizar el control o seguimiento de una obra, como puede ser la construcción de una carretera. Se ha convertido en una herramienta muy útil para el topógrafo porque le aporta rapidez a la hora de tomar datos, pues si con los métodos tradicionales se emplea una semana, con un dron, menos de una mañana. Se reducen los riesgos laborales y costes, además de aumentar las precisiones en algunos trabajos. Pero eso sí, Artime recomienda ser muy estrictos en el cumplimiento de la legalidad y denuncia un gran intrusismo profesional. Por lo que aconseja acudir a los listados que semanalmente publica la Agencia Estatal Aérea, que es la que regula su uso profesional. El lúdico se rige como el aeromodelismo.

La minería también recurre a los drones para realizar controles y seguimientos de la explotación, principalmente en casos en los que no se puede detener la actividad. En el ámbito industrial se emplea en torres de alta tensión o aerogeneradores, por poner dos ejemplos, porque evita el uso de un helicóptero, reduciendo así costes y riesgos laborales. Además, en el campo forestal, estos aparatos ayudan a tomar datos para la repoblación y el mantenimiento de especies en una zona que, por ejemplo, haya sufrido un incendio. Artime insiste en que la población debe conocer además de estos beneficios, los peligros por culpa del intrusismo y posibles accidentes.

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