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La letra sin sangre entra

Varios alumnos del colegio de Lugo visitaron la exposición de facsímiles y aprendieron a escribir su nombre con trazo antiguo

De izquierda a derecha, Héctor Suárez, Ángel Díaz, Unai Ramos, Martín Rey (detrás), Sergio Gallardo, Óscar Segador, Pelayo Rodríguez, Samuel Rodríguez y Jonathan Tuñón escuchan a Federico Campo. M. NOVAL MORO

"¿Quién de vosotros viene a la biblioteca?". Esta fue la primera pregunta que el experto bibliófilo Federico Campo hizo a un grupo de niños del colegio público de Lugo en la visita guiada a la exposición de facsímiles de la biblioteca pública de la localidad. Solo la mitad del grupo levantó la mano, y Campo invitó entonces a los niños a sumergirse en el fascinante mundo de los libros antiguos. "Enseñándoos esto solo quiero que dejéis un poco las tablets y los smartphones y empecéis a coger los libros", les dijo.

Los niños no tardaron en contagiarse de su entusiasmo por la obra en negro sobre blanco -a decir verdad, había muchos más colores, con lo que la atracción era todavía mayor- y mostraron mucho interés por las obras. Y no dejaron de sorprenderse cuando Campo les enseñó un libro y les dijo: "Este lo he hecho yo".

No les cuadraba que alguien hiciera hoy en día una obra de esas características, la reproducción de una primera edición del Cantar de mio Cid, hasta que supieron que un facsímil es, en realidad, una copia fidelísima de un libro antiguo, que conserva todo su encanto y le añade la posibilidad del disfrute por medio no sólo de la vista sino también del tacto. "Estos libros son el origen de todos los que veis hoy en día", manifestó Campo.

Tras la explicación, los niños pasaron a las dependencias de la biblioteca infantil a disfrutar con la práctica de un tipo de escritura que fue la más común muchos siglos atrás: el manuscrito. Con hojas preparadas ya con letras capitales, los alumnos escribieron sus nombres de la forma más parecida a como se hacía en la edad media. Sólo parecida, porque escribieron con rotulador sobre papel. Aun así, disfrutaron enormemente del trazo y del restultado estético de ver sus nombres con esas letras.

Por otra parte, la escuela de bebés de Posada organizo la primera de sus jornadas sobre las profesiones. En este caso, fueron los trabajadores del servicio de limpieza municipal quienes acudieron a mostrarles su trabajo. Los acompañó el concejal de Infraestructuras, Obras y Servicios, José María Vega.

Los niños probaron su destreza con las escobas y los recogedores y, finalmente, comprobaron con admiración cómo funcionaban las máquinas de la limpieza que se usan en las calles.

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