Una vela estuvo a punto de causarle un disgusto al párroco de Colloto, José Manuel Pidal, durante el responso que ofició, el día de difuntos, en la capilla del cementerio parroquial de la localidad. En medio del oficio, y debido a las estrecheces del templo, el sacerdote se acercó demasiado a la lumbre, con tan mala suerte que sus ropajes comenzaron a arder. Un fuego que, gracias a la intervención de los fieles, no causó daños personales.

El propio Pidal confirmaba ayer que no había sufrido daños, más allá de los registrados en el alba que vestía aquel día. Esta prenda, el alba, es una túnica larga de lino, de color blanco, que los sacerdotes visten durante los oficios religiosos.

"Son cosas que pasan cuando andamos con velas", afirma el sacerdote, que explica que durante el oficio, entre la presencia de un coro y la nutrida asistencia de fieles, estaban "muy apretados" en la capilla del cementerio, que es además de pequeñas dimensiones. Unas estrecheces que motivaron que, al moverse el sacerdote ligeramente para dejar paso, su alba contactase con la vela y se prendiese fuego.

Según testigos presenciales, una feligresa percibió de inmediato las llamas y trató de apagarlas. Pero con tan poca fortuna que uso para extinguir el fuego unas flores decorativas, de plástico, que no hicieron otra cosa que agravar el problema.

La intervención de otros fieles, no obstante, permitió apagar las llamas antes de que causasen un verdadero problema y dañasen al sacerdote, que insiste en que está bien y no le han quedado secuelas del incidente.

El párroco, de hecho, precisa que para él fue más preocupante otro incidente registrado durante el oficio, y que no le afectó personalmente: "Hacía mucho calor y los fieles estaban al sol. Una mujer tuvo un desvanecimiento, y yo mismo pregunté si había algún médico presente. Finalmente, la atendieron unas chicas que creo que tenían formación médica y pudimos seguir con el responso", explica Pidal, quien además añade que un niño también estuvo a punto de sufrir un desvanecimiento a causa del intenso calor.

Estos incidentes fueron, a juicio de Pidal, más graves que el incendio. Como también lo son, entiende, los problemas que tienen en la parroquia para aparcar: "Esto del fuego no es nada. Me parece mucho más grave lo de la Policía Municipal", afirma el sacerdote, que ya ha sido multado varias veces por aparcar en una zona indebida.