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Una cara más en el Museo Antón

Los hijos de la candasina Rita Suárez Vega, a la que el artista retrató en 1936, donan al centro escultórico una obra familiar

Retrato de Rita Suárez.

El Museo Antón amplía su colección de retratos. Los hijos de la candasina Rita Suárez Vega, amiga de Antonio Rodríguez "Antón" (1911-1937), acaban de donar al centro escultórico una obra firmada por el propio artista y fechada en 1936. La entrega la realizaron los hermanos Genaro y María Paz Artime en concepto de depósito temporal por cinco años. Este gesto supone una "gran satisfacción" para el museo, en palabras de su directora Dolores Villameriel, ya que supone ampliar sus fondos documentales y enriquecer una sección, la de los retratos a lápiz sobre papel, que a día de hoy es muy pobre en Candás.

De hecho, se calcula que el conjunto de obras que el escultor hizo con este material no supera las veinte. La mayoría de ellas fueron hechas durante la Guerra Civil mientras estuvo encarcelado en la iglesia parroquia de San Félix junto a otros presos -se dice que él fue la persona que salvó de la sombra del fuego el retablo del templo-. Allí reflejó a varios de sus compañeros con gran maestría.

La otra serie de retratos tienen que ver con el ámbito familiar. En concreto, pintó a varias hermanas y a su amiga Rita Suárez Vega. El rostro de esta mujer de semblante serio ya luce en una de las salas del Museo Antón. "El retrato es de un extremado realismo, debido a su aguda caracterización psicológica y fisonómica", explica Dolores Villameriel. Un ejemplo de ello es cómo moldea el cabello y refleja con total detalle la silueta de sus pendientes. La expresión de la cara es, por su parte, "rica en texturas y volúmenes", según añade Villameriel.

En los últimos años, el centro escultórico candasín ha venido apreciando un "cambio de mentalidad" en las donaciones, gracias a las nuevas generaciones. "Cada vez, la gente se anima a enriquecer la colección y a dar al museo las obras personales que tienen en casa", cuenta la directora. Una de las últimas entregas tuvo lugar a principios de año: la de un paisaje de San Antonio. En esta ocasión, sus propietarios desconocían que quien había dado forma a esa obra era el mismísimo Antón. "Tenían el dibujo olvidado y un día haciendo limpieza lo encontraron. Por suerte, no lo tiraron al tratarse de una escena de Candás", detalla Villameriel. La sorpresa fue mayúscula cuando lo llevaron a restaurar y descubrieron que su autor era el hombre que da nombre al centro escultórico carreñense.

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