La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Cogollu

Amenazas

Amenazas

El periodista y profesor José Manuel González Torga, ahora jubilado jubiloso en Madrid, aunque le nacieron en León, se considera de Nava y es miembro de una de las tradicionales familias del municipio. Julia Torga Acebal, su madre, enfermera en la gijonesa Gota de Leche, se casó con el notario leonés Julio González Rodríguez, al que había conocido en un balneario en Pola de Allande. Tras diferentes destinos como fedatario por la geografía nacional, y tras los terribles años de la Guerra Civil, la familia se estableció en Ceceda para atender la notaría de Infiesto.

Conocí a José Manuel González Torga en Las Palmas de Gran Canaria. Los buenos oficios de la Asociación de Escritores de Turismo hicieron que el colega Carlos Cuesta estrechase las manos de dos periodistas de Nava en medio del Atlántico. La vida de González Torga se dividió entre Canarias y Asturias. Antiguo alumno de los Jesuitas en Gijón, acababa de hacer el ingreso en el viejo Simancas cuando su infancia se transformó de forma imprevista. Su padre recibió una carta que cambió el rumbo familiar. Algunos de los que aún continuaban por los montes le pidieron que dejara una cantidad de dinero bajo las traviesas del ferrocarril. De no hacerlo así peligraba la vida de su esposa y de sus hijos. Aquella amenaza fue suficiente para que Julio González se alejase de Asturias y se fuera en 1948 a vivir a un municipio de Gran Canaria. Ésa es otra historia.

La vida, en ocasiones, ofrece oportunidades para dejar atrás las amenazas. No siempre. Por ejemplo, a los que estaban ayer en la discoteca o en las calles de París, nunca. O a tantos miles que han sido víctimas de la violencia, de cualquier violencia, que siega vidas, en un mundo con un desorden global que compromete la paz.

La peripecia familiar de González Torga está grabada, como la de tantas otras, en la memoria de este país, en un tiempo no muy lejano. Ahora que vivimos un momento histórico muy conflictivo y de dificultad, la sociedad necesita equilibrio, serenidad, concordia y no una vuelta a la barbarie. Los pueblos, capaces de lo mejor y de lo peor, corren el riesgo de repetir su historia. Y las amenazas, globales y locales, siguen muy presentes.

Compartir el artículo

stats