Borja Villa nunca defrauda. El bailarín volvió a ser profeta en su tierra y anoche cosechó el aplauso unánime del numeroso público que se dio cita en el auditorio de Pola de Siero para asistir a la cuarta Gala de Danza dirigida por el artista poleso. Una gala que, pese a su corta vida, se ha asentado ya como una cita ineludible para los amantes de la danza, y en cuyo programa se combinaron tanto piezas de ballet clásico como otras con el indudable sabor del baile y la música contemporáneos.

El propio Borja Villa, 24 años de puro ritmo sobre sus piernas, abrió el programa con el número "1920's Stars of Silent Movie", una combinación de varios estilos de baile de los años veinte del pasado siglo, coreografiados por Pablo Savoye, y que el bailarín sierense interpretó junto a Ommaira Cangas. Un número que se cerró con la pareja abandonando el escenario entre una nube de admiradores, en un genial guiño que hizo a los presentes sentirse como si estuvieran en el mismísimo "Cotton Club".

Tras ellos actuó el dúo formado Mattia Russo y Antonio de Rosa, que interpretó "Yellow Place", un número con música contemporánea, con ribetes electrónicos. Borja Villa recuperó su lugar en el escenario tras la pareja para interpretar, en solitario, el número "Un lugar sin ti no es un lugar", con coreografía de Barbara Fritsche y música de Ludovico Einaudi. Los bailarines del Conservatorio Profesional de Música y Danza de Gijón cerraron esta primera parte de la gala con una interpretación del éxito de Coldplay "¡Viva la vida!".

Haruhi Otami y Aitor Arrieta abrieron la segunda parte con la espléndida "Don Quijote (paso dos)", uno de los platos fuertes del programa. Acto seguido, Borja Villa retornó al escenario para interpretar una coreografía de Juan Polo sobre la Sinfonía número 3 de Henryk Górecki. Daniel Sánchez Ramos y Víctor Martín, con una pieza inédita, y el propio Villa completaron la gala.