Los ocho pueblos de San Cucao fueron ayer, más que nunca, una parroquia. Más de un centenar de personas participó en el encuentro anual de San Cucao, que se celebra desde el año 2010 y que ha sido la punta de lanza de las actividades impulsadas para rehabilitar la iglesia parroquial. Una obra que se logró completar tras un lustro continuado de esfuerzo de los fieles para financiar los cuantiosos trabajos.

El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, reconoció ayer este esfuerzo comunitario en la propia iglesia de San Cucao, en la que iofició una concurrida misa. "Esta obra no ha sido fruto de que a los fieles les tocase la lotería, ni del sablazo a quienes lo tienen y pueden darlo, sino del trabajo continuado de una comunidad que siente esta casa como suya", reivindicó el Arzobispo en su homilía.

Sanz transmitió su agradecimiento personal a todas las personas que participaron en este esfuerzo comunitario, y recordó con cariño su primer viaje a San Cucao, nada más ser nombrado arzobispo de Oviedo.

También el párroco de San Cucao y arcipreste de Siero, José Julio Velasco, tuvo palabras de agradecimiento para los fieles, además de celebrar su propia fortuna por haber podido participar de este esfuerzo comunitario. "Querido don Jesús, gracias de corazón por haberme encomendado esta parroquia y a estos fieles", dijo el párroco al Arzobispo, al final del oficio, hallando en respuesta el emocionado aplauso de los feligreses.

"Ha sido una renovación integral de la iglesia. Se rehabilitó la cubierta, se tuvo que colocar parte del suelo, pintura interior y exterior... La inversión total ha sido de 267.000 euros", precisó Velasco tras el oficio.

Fue precisamente un llamamiento del párroco, allá por el año 2009, el que movilizó a los fieles para impulsar esta obra de rehabilitación. Rápidamente se formó una comisión de obras, con una docena de componentes, que coordinó las actividades precisas para poder sufragar las obras. "Hicimos un plan para lograr los fondos y poder pagar la rehabilitación, pero la gente se implicó desde el primer momento. Se organizó este encuentro anual, algunos conciertos, celebraciones como la procesión de la Virgen de Villanueva y se recuperó la fiesta local, que es algo importante para este pueblo", destaca José Manuel García, "Pocholo". "La comisión ha hecho un trabajo ímprobo", afirma Velasco.

El colofón a las obras fue la plantación frente a la iglesia de ocho árboles de especies autóctonas, uno por cada pueblo de los que conforman la parroquia de San Cucao: un castaño por Piñera, un tejo por Agüera, un acebo por Tuernes el Pequeño, una encina por Tuernes el Grande, una haya por San Cucao, un roble por Villanueva, un tilo por Baúro y un abedul por Guyame. Unos árboles que simbolizan el esfuerzo de todos los feligreses por recuperar su templo.

La tarea de la comisión de obras, en todo caso, aún no ha acabado. "Esperamos que, con las actividades de este año, podamos ya terminar de pagar las obras", explica "Pocholo", que no obstante precisa que será a final de año, una vez que se hagan las cuentas, cuando se pueda constatar que la comisión ha completado su titánica labor.

Pero los frutos de esta obra superan la propia rehabilitación de la iglesia. La unión de la parroquia y la recuperación de las fiestas son beneficios adicionales de este histórico esfuerzo comunitario.