"La estación de Villabona fue el enclave más importante de la línea de ferrocarril con Avilés". Con estas palabras destacó ayer el historiador José María Flores la importancia de la localidad llanerense como punto en el que se enlazaban dos líneas, la de Gijón y la de Avilés.

Flores ofreció en una abarrotada sala del centro sociocultural de Villabona la charla "Las estaciones de la línea Villabona-Avilés. Origen, evolución y arquitectura", encuadrada en las jornadas "A pie de andén", que conmemoran el 125º aniversario de la línea ferroviaria.

El emplazamiento de la estación llanerense en esa confluencia y en un lugar donde, hasta bien entrado el siglo pasado, existió una gran actividad minera, hizo que contase con numerosa presencia de ferroviarios, cantina, estafeta de correos y hasta dormitorios para los agentes.

Además, según el historiador, esta estación supuso "un modelo que se implantó por primera vez". Construida en 1889, "hasta entonces había estaciones grandes, como las de Oviedo y Gijón, o muy pequeñas, de cuarta categoría y apeaderos; esta fue la primera intermedia", explicó.

También le dio su singularidad el hecho de que estuviera situada entre dos líneas. Por esta razón, tenía doble fachada hacia las vías, y marquesinas en todas las fachadas.

Flores valoró el hecho de que los propios vecinos promovieran la declaración del edificio como Bien de Interés Cultural (BIC), aprobada por el Principado en 2008.

El historiador dijo, asimismo, que en los 20 kilómetros de la línea de ferrocarril con Avilés se ha dado "todo lo que caracteriza la historia del ferrocarril, con polémicas urbanísticas, polémicas políticas e implicación de los vecinos".

El edil de Cultura de Llanera, Alfredo Rodríguez, se mostró muy agradecido por la alta participación en las Jornadas del Ferrocarril. "Con este nivel de respuesta no tendremos más remedio que organizar más actos aquí", señaló, y se mostró de acuerdo en resaltar "la importancia histórica de la estación de Villabona".