El olor de la manzana volvió ayer con fuerza a Noreña de la mano de los más pequeños. Una treintena de niños de entre dos y diez años participó en un taller organizado por la asociación "Infonoreña" con el objetivo de mostrar a las nuevas generaciones el tradicional proceso de elaboración de la sidra dulce, justo 20 años después del cierre del lagar de Ramón Alonso, el último que existió en la Villa Condal.
Los participantes mallaron la manzana tanto manualmente, con su respectivos mayos, como con un molino de rabil. Una vez que consiguieron machacar el fruto lo suficiente, lo trasladaron a un pequeño lagar y allí lo prensaron hasta conseguir una sidra dulce que les supo mejor de lo habitual debido al valor añadido de haber contribuido a su elaboración. "Está muy rica", coincidían en señalar los pequeños lagareros, que reconocían su impaciencia a la hora de guardar cola para hacerse con un vaso.
La iniciativa entusiasmó también a los padres, que vieron en este taller una manera didáctica y divertida de pasar el día de descanso escolar. "Soy de Madrid y vivo en Gijón, pero me llamó la atención la propuesta y vinimos a pasar la mañana", comentó Pedro García, quien se acercó a Noreña junto a sus hijos Martina y Mauro, los cuales no perdieron la oportunidad de participar directamente en las tareas de elaboración de la tradicional bebida asturiana.
La cita sirvió, además, como pistoletazo de salida para la Fiesta de la Mayada y la Sidra Dulce, que este fin de semana celebra su primera edición en Noreña y que cuenta con un amplio programa de actividades culturales y gastronómicas en torno a la plaza La Cruz. Sin ir más lejos, hoy habrá mercado, un concierto, degustaciones, charlas y talleres.
