Jorge Gibert, quien fuera prior del monasterio de Valdediós (Villaviciosa) hasta enero de 2009, se refirió el pasado lunes sin ambages a las circunstancias que rodearon la polémica salida de la orden cisterciense del cenobio, que se gestó con Carlos Osoro en el Arzobispado de Oviedo. En el homenaje que Tribuna Ciudadana y el Círculo Cultural de Valdediós ofrecieron a su fallecido fundador, Juan Benito Argüelles, en Oviedo Gibert, ahora en la abadía de Viaceli (Cantabria), manifestó, en referencia a aquellos hechos que "por desgracia, mezquindades y envidias demasiado humanas hicieron acto de presencia y cortaron de raíz una pequeña obra que se iba consolidando".

A Valdediós, tras la marcha de la comunidad cisterciense llegó la de San Juan, que sólo permaneció tres años allí y que lo abandonó en junio de 2012. Desde entonces el monasterio permanece deshabitado y cada cierto tiempo se alza alguna voz alertando del peligro que corre si sigue desocupado.

El pasado lunes, ante las personalidades políticas y de la cultura que acudieron al acto que se celebró en Oviedo en memoria de Juan Benito Argüelles, Gibert rememoró su llegada al monasterio, en el año 1992. Afirmó que la tarea que sus superiores le habían encomendado "no era nada fácil". En primer lugar, explicó, porque el edificio estaba en rehabilitación y los monjes tendrían que convivir con los restauradores de la escuela taller. Pero además, Gibert echó en cara a "las autoridades de la orden cisterciense" el hecho de que "no fueron precisamente generosas al asignarme el personal" con el que debía colaborar para sacar adelante la empresa que le habían encomendado.

El exprior de Valdediós dejó claro que, en su opinión, no tenía "ninguna posibilidad de llevar a cabo el ambicioso plan" con el que había llegado a la comunidad de Valdediós.

Él, refirió en Oviedo, pretendía conseguir que los monjes subsistiesen por su propio trabajo, que contasen con una buena biblioteca, que organizasen visitas guiadas al complejo monumental y dispusiesen de zonas de exposición, para conferencias y eventos culturales, y hasta de un museo, abiertos al público.

El antiguo prior reconoció que si algo de ello se pudo hacer fue gracias al apoyo de Lola Lucio y Juan Benito Argüelles, a través del Círculo Cultural de Valdediós. "Es posible que alguien intente objetar que todo el bagaje ideológico y cultural que don Juan y doña Lola podían aportar en esta obra quizás podía no coincidir al cien por cien con las ideas e intenciones de quienes me habían enviado a Asturias", manifestó Gibert.

El religioso tuvo palabras de reconocimiento y "sincero agradecimiento" a Argüelles y Lucio de los que dijo que "en su prudencia nunca intentaron inmiscuirse en la vida de la comunidad o imponer sus criterios personales".

En definitiva, Jorge Gibert reflexionó el pasado lunes en Oviedo sobre el hecho de que, con la marcha del Císter, "Asturias perdió algo -algo es mucho más que nada-, quizás muy pequeño todavía, pero que era fruto de un considerable esfuerzo de mucha gente".