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La más grande, la más alta: Arlós

La parroquia más extensa conserva su condición rural y ganadera y tiene entre sus ancestros a un vecino muerto en el "Titanic"

De izquierda a derecha Josefa Menéndez, Mari Suárez, Irene Alonso y Josefa Suárez, en la entrada del palacio de La Mota. MANUEL NOVAL MORO

La parroquia de Arlós tiene a gala ser la más extensa del concejo de Llanera, con 11,58 kilómetros cuadrados de superficie, y aquella en la que se encuentra el punto más alto del concejo, el Gorfolí, una cumbre que comparte con el vecino concejo de Illas y que, supuestamente, en la parte de Llanera alcanza los 460 metros de altitud.

Su condición fronteriza entre los municipios de Corvera e Illas, y su cercanía a todas las ciudades importantes del centro de Asturias ha acentuado, además, su carácter residencial, si bien su esencia rural apenas ha cambiado. "A la gente le gusta mucho venir a Arlós por la situación, y de hecho se hicieron muchas casas nuevas porque estamos en el centro de Asturias, está todo muy cerca: en 20 minutos estás en Oviedo y Gijón, y en menos, en Avilés; Arlós crece pese a que otros pueblos pierden población, y mantiene la ganadería: hay menos casas con ganadería pero más cabezas de ganado". Así lo explica Irene Alonso, que pertenece, precisamente, a una familia ganadera, que tiene una estabulación de vacuno con más de 70 cabezas.

Vive con su madre, Mari Suárez, y su abuela, Josefa Menéndez, en el palacio de La Mota, el más antiguo de la parroquia, datado del siglo XVII, situado en el barrio de El Cenizal, junto a lo que fue el camino real, y que pertenecía a las familias nobiliarias Quirós y Valdés.

Su vivienda es una de las joyas arquitectónicas de la parroquia, cuyos vecinos están, además, muy orgullosos de la iglesia de Santiago. Dicha iglesia, que conserva elementos románicos de gran valor, se empezó a remodelar hace unos pocos años con un criterio discutible, de tal modo que las obras terminaron por paralizarse. Ahora, los vecinos piden que se vuelva a rehabilitar para dejarla en buen estado. Es, desde hace años, su principal reclamación.

Esperanza Casas y Ana Suárez, respectivamente presidenta y tesorera de la asociación de festejos de la parroquia, están entre quienes piden que se retome la rehabilitación.

Pero su trabajo es, sobre todo, conservar esa grandeza de la que presume la parroquia poniendo en lo más alto cada año las fiestas de Santiago, que se celebran el 25 de julio. Tan es así, que llegaron a promover la elaboración del cachopo más grande del mundo, con 2,40 metros de largo por uno de ancho y más de cien kilos de peso. "La verdad es que las fiestas tienen mucho tirón; somos una parroquia de 400 habitantes y vienen miles de personas", dijo Ana Suárez.

La parroquia ha sido también grande hasta para las tragedias. Uno de sus vecinos, que a principios del siglo pasado fue comerciante de telas y que solía viajar a Estados Unidos, se embarcó en el trágico viaje del "Titanic", y fue uno de los que murieron en el naufragio más sonado de todos los tiempos.

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