El cronista oficial de Colunga, José Antonio Fidalgo, inauguró anoche, con un suculento pregón, una nueva edición, la 53ª según la contabilidad oficial, de la Fiesta de los Callos de Noreña. Un pregón en el que Fidalgo reivindicó un plato olvidado, instando a los noreñenses, y en especial a la Orden del Sabadiego, a impulsar su recuperación: el arroz con callos.

Según explicó el cronista de Colunga, ese plato, nombrado como "manjar blanco con callos de vaca", figura en el recetario "Arte de cocina", escrito por Diego Hernández de Maceras y publicado en 1607. Un cocinero que, de hecho, tiene un curioso vínculo con Noreña, ya que sirvió en las cocinas del Colegio Mayor San Salvador de Oviedo de Salamanca, que había sido fundado en 1521 por el obispo de Oviedo, y conde de Noreña, Diego de Muros.

No fue éste el único ruego que hizo Fidalgo. El cronista también repasó la historia del municipio madrileño de Patones, núcleo de resistencia goda en tiempos de la dominación árabe de la península, en el que también hay una importante fiesta en torno a los callos. En ese concejo, según explicó Fidalgo, la fiesta dura un mes: del 15 de noviembre al 15 de diciembre. Y, al igual que ocurre en Noreña, es complicado encontrar mesa para degustar el manjar del cerdo si no se cuenta con la pertinente reserva. Unas razones que bien podrían motivar algún tipo de relación entre la Villa Condal y el pequeño municipio madrileño, localizado en la sierra y que cuenta con 650 habitantes.

Antes de que el pregonero ilustrase estas dos curiosas historias de calado gastronómico, el presidente de la Junta Local de Hostelería de Noreña, Moisés Cuesta, agradeció la implicación del Ayuntamiento de Noreña y de todos los hosteleros en la organización de esta fiesta, que a partir de mañana, y hasta el próximo martes, atraerá a la Villa Condal a cientos de visitantes para degustar los manjares del cerdo. Unas fiestas que, además, incluyen la celebración de cuatro conciertos, uno por día, para amenizar los prolegómenos de las comidas.