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San Miguel pide que las obras de Bobes no partan el pueblo en dos

Los vecinos lamentan el mal estado del cementerio y exigen que se respeten sus accesos cerca del polígono

Varios vecinos de San Miguel de la Barreda, junto a las obras inacabadas del polígono industrial. L. B.

Los vecinos de la parroquia sierense de San Miguel de la Barreda urgen a la Sociedad Mixta de Promoción y Gestión del Suelo de Asturias (Sogepsa) a culminar las obras inacabadas para la urbanización del polígono industrial de Bobes, que mantienen el entorno y los accesos al cementerio local "en un lamentable estado", justo cuando se cumplen tres años de la parálisis de los trabajos.

Los lugareños recuerdan que las recientes lluvias no han hecho más que empeorar el estado de unos caminos que antes de que comenzaran los trabajos para la gran mancha industrial estaban perfectamente asfaltados y ahora están casi intransitables. "Del asfalto hemos pasado al grijo y al fango", comenta la vecina Mercedes Terán.

El anuncio hace escasos días por parte de Sogepsa de su intención de retomar los trabajos en la zona "en el plazo más breve posible" es bien recibido, aunque con recelos por los continuos retrasos, por unos lugareños que, no obstante, piden que se tengan en cuenta algunas de sus pretensiones para el proyecto. "El cementerio estaba antes que el polígono, así que rogamos que se respeten los accesos como estaban", explica el alcalde de barrio, César Solís.

La situación actual del camposanto genera una importante indignación entre el vecindario. Los habitantes del conocido como lugar de abajo del pueblo vieron cómo las obras cortaron su camino hacia el mismo. El proyecto original del polígono contemplaba cortar también el paso rodado del lugar de arriba hacia el cementerio ante el posible desdoblamiento de la carretera AS-17 por el medio del área industrial.

Una posibilidad que reclaman que se les aclare antes de que los trabajos sean retomados. "Queremos saber si las obras dejarán el pueblo partido en dos antes de que se hagan por si tenemos alguna vía para evitarlo", comenta el propio Solís, que aboga por buscar alternativas. "Al menos habría que contemplar hacer un paso peatonal", advierte, ante la posibilidad de que una nueva infraestructura obligue a los vecinos a tener que rodear casi dos kilómetros para visitar a sus seres queridos fallecidos. Del mismo modo, reclaman que todos los caminos afectados por las obras sean reparados cuanto antes y que se puedan acabar por fin varios trabajos que quedaron a medias y dejaron el entorno de parte del pueblo con un aspecto desolador. "Esta es la piscina del pueblo, que tenemos sin usar", bromean con resignación varios vecinos mientras señalan una profunda zanja en la que se almacena una gran cantidad de agua de las lluvias.

Si bien aseguran estar ya "un poco cansados" de reclamar soluciones y alternativas para la parálisis del proyecto industrial, consideran que su voz debe ser tenida en cuenta como principales afectados por los trabajos y responsabilizan a la administración local de los constantes retrasos. "Es el Ayuntamiento el que tiene que hacer presión para que se acabe el polígono y se atienda a las peticiones vecinales", coinciden en señalar varios habitantes de la parroquia.

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