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La Morgal: misa de altos vuelos

Los aviadores festejan a su patrona y homenajean al veterano Balbino González, "un referente del sector en Asturias"

Los aviadores, durante la misa en el hangar. FRANCO TORRE

Los aviadores civiles se reunieron ayer en La Morgal para honrar a su patrona, la Virgen de Loreto, y para homenajear a una persona que ha sido crucial en la implantación y el desarrollo de la aviación civil y el aeromodelismo en Asturias: Balbino González. Una celebración que se concretó en una emotiva misa, oficiada en pleno hangar de La Morgal, tras la cual se distinguió a González por su aportación al sector de la aviación.

En el encuentro participaron más de 60 personas, llegadas de toda la región. La misa, orientada hacia un altar improvisado en el centro mismo del hangar, con los aviones formando a uno y otro lados como si fueran las capillas de un singular templo, tuvo un aire muy cercano, muy familiar, con los sacerdotes hablando cara a cara a los fieles, casi formando un corrillo.

Tras cumplir con el acto religioso, llegó el turno de Balbino González, veterano mecánico y fundador de la primera Escuela de Ultraligeros de Asturias, precisamente en La Morgal. El hombre recibió el homenaje agradecido de todos los aviadores.

"Me aficioné a la aviación de joven, cuando ingresé en el Ejército del Aire, con 16 años", explica González. En el ejército se inició como mecánico, aunque lo que recuerda con más cariño eran las clases que daba en la Academia de León.

En el Ejército del Aire, Balbino González completó una notable carrera que concluyó en 1975. "Después de dejar el ejército me dediqué a la aviación civil, creando una compañía de trabajos aéreos, y a eso me dediqué", explica González, con una normalidad que contrasta con la veneración que le dedican los aviadores y aeromodelistas: "Es un auténtico referente de la aviación en Asturias", sentencian.

El nombre de Balbino González, de hecho, lucirá en adelante en ese mismo hangar de La Morgal en el que pasó tantas horas de su vida, ya que los aviadores le han dedicado una placa, descubierta ayer por el emocionado mecánico. Completado el homenaje, los participantes se desplazaron a Posada de Llanera, donde compartieron una comida de hermandad por su compañero y por esa virgen a la que se encomiendan cuando surcan los cielos.

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