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Muere Pepe Fernández, el moscón que puso a Tennessee a jugar al fútbol en los ochenta

El funeral del emigrante de Santa María de Villandás, de 83 años, fue multitudinario Logró que el deporte sea hoy el más jugado en el Estado

Fina Fernández con una foto de su hermano. FOTOS CEDIDAS POR LA FAMILIA DE JOSÉ FERNÁNDEZ

Cristiano Ronaldo o Leo Messi son deportistas más que conocidos a día de hoy en Estados Unidos, aunque el fútbol -o soccer como ellos lo denominan- fue un deporte minoritario y casi inexistente hasta la década de los ochenta. Pero si hoy tiene su público es gracias, en parte, a la labor de sus impulsores en EE UU, entre ellos, el moscón José Fernández Velázquez, Pepe, fallecido hace una semana en Franklin (Tennessee) a los 83 años. Detrás, deja un legado deportivo distinguido en diversas ocasiones, como cuando portó la antorcha olímpica por las calles de Nashville en las Olimpiadas de Atlanta de 1996.

"Era una persona muy buena, inteligente y generoso, a veces no se quejaba por no molestar", afirma Fina Fernández, una de sus tres hermanas, con quienes mantenía un estrecho vínculo que le traía a Asturias con asiduidad. Porque Pepe Fernández nació en La Fuexa, en la parroquia de Santa María de Villandás, donde vivió hasta los 22 años, cuando se incorporó a Ensidesa.

Fue a raíz de la instalación de los altos hornos, en 1957, cuando la empresa mandó un grupo de trabajadores a Ohio, entre los que se encontraba el moscón. "Me decía que le costaba entender, pero en tres meses ya hablaba inglés", detalla. Allí conoció a Lois, con la que se casó en Grado y regresó a EE UU, donde se especializó como ingeniero electricista. Y eso pese a los deseos de su padre, quien pretendía que se hiciese cargo de la hacienda familiar en Villandás.

Al poco tiempo vivir en EE UU se instaló en Tennessee. "Empezó a jugar al fútbol con unos italianos en una escombrera, luego habló con el Ayuntamiento de Franklin y les cedieron un terreno", comenta su hermana.

De los partidos entre amigos, el moscón pasó a entrenar a una decena de niños a los que quiso enseñar a jugar al fútbol. "Recorrió todas las escuelas hablando del deporte y consiguiendo niños para el equipo", añade Fina Fernández. Unos inicios, en la década de los años setenta, que pronto obtuvieron sus frutos.

En 1977, junto a Fred Eckhardt, fundó la asociación Middle Tennessee Soccer. El sueño de Pepe Fernández iba cogiendo forma y los niños comenzaban a disputar partidos del deporte del viejo continente en el llano y despoblado Tennessee.

Un empuje que sirvió para que el soccer se convirtiera entonces en un deporte oficial en todas las escuelas del estado, y así nació la asociación Williamson County Soccer, que a día de hoy cuenta con 6.000 futbolistas en todas las categorías y hasta treinta campos de juego y tres pabellones. El complejo deportivo lleva el nombre de José Fernández.

Y es que el soccer se ha convertido en el deporte más practicado del estado por encima del fútbol americano o el béisbol. Y ese éxito se debe a Pepe Fernández, quien al tiempo que organizaba los equipos y entrenamientos escribía artículos en prensa, daba conferencias y salía una vez por semana en la televisión por cable explicando la técnica, los resultados o los valores del balompié. Su periplo mediático, hablando sobre los beneficios del fútbol, sirvió para que la asociación sumase patrocinadores.

El empuje económico consiguió mejorar las instalaciones deportivas y llevó a los jugadores de Tennessee a conocer el fútbol europeo. Todos los veranos, el moscón trasladaba a sus jugadores juveniles, acompañados por sus familias, a jugar y ver partidos de fútbol a Alemania, Suiza, Italia y Francia. "Lo hacían todo con el dinero de los patrocinadores, aún sigue el hijo con ello, y logró que allí la gente le cogiese mucho afecto", relata la hermana.

Pepe Fernández siempre defendía que el fútbol no era sólo practicar un deporte y tener una buena condición física. Era consciente de las bondades del balompié en lo que a integración se refiere y con el deporte rey consiguió sacar a muchos jóvenes de la calle. "Se volcaba con ellos, estaba totalmente dedicado al fútbol, recuerdo que cuando iba a verlo se levantaba a las cinco de la mañana para ir a segar los campos", dice Fina Fernández. Por sus manos también pasaron algunos jugadores que más tarde se convertirían en profesionales; eso era una satisfacción para él.

Sus éxitos deportivos le hicieron una persona muy conocida y querida por todos los rincones del estado de Tennessee y fuera de él. Su impronta en EE UU fue tal que en 1996 fue el encargado de recorrer veinte kilómetros en Nashville con la antorcha olímpica que encendería los Juegos de Atlanta. Un día inolvidable al que puso un marco de oro en su memoria.

Además de prender la chispa del fútbol en Tennessee, allí formó su familia y tuvo tres hijos, cinco nietos y diez bisnietos. Una familia con firmes raíces en Grado, que cada año ha cruzado el océano Atlántico para pasar las vacaciones en la villa. También sus hermanas le devolvían las visitas, momento que Pepe Fernández aprovechaba para que Fina cocinase empanadas, tortillas, bollos con chorizo o borrachinos, que nunca faltaban.

Hablaban una vez por semana y en los últimos años lo hacían por Skype. Por eso su inesperada pérdida ha sido un duro golpe para sus familiares, quienes no pueden contener las lágrimas al hablar de su persona. Las fiestas navideñas serán difíciles para los Fernández ya que el tío Pepe no estará al otro lado del teléfono.

En Tennessee lo han despedido por todo lo alto. Su funeral se ofició en el complejo deportivo del Williamson County y la muerte de este popular moscón salió en todos los medios de comunicación del estado. En los campos de fútbol donde dedicó su vida colocaron fotos de sus inicios, de cuando llevó la antorcha olímpica e imágenes de los viajes de verano por Europa que realizaba con los chicos y sus familias. Un altar con la bandera de España y niños vestidos con la equipación de la Roja y del Real Madrid, unidos en una sola voz para cantar sus himnos y despedir a Pepe como le hubiera gustado: en el terreno de juego y con España en el corazón.

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