El sector industrial deberá tomar medidas para reducir la contaminación en sus vertidos, debido a las nuevas normas sobre el control de las aguas superficiales (ríos, mares, lagos). Así lo explicó ayer Paloma Argüelles García, directora del departamento ambiental de la empresa Envira, en unas jornadas relativas al ciclo del agua que se celebraron en su sede en el Parque Tecnológico de Llanera. Según aseguró, la normativa "establece una serie de sustancias emergentes que va a haber que controlar".

La nueva legislación recoge, entre otros aspectos, la necesidad de controlar en las aguas superficiales 12 sustancias prioritarias, que se suman a las 35 que ya estaban legisladas en Europa, y que son, según Manuel Gutiérrez Camblor, responsable de laboratorio de la empresa, "especialmente problemáticas por su toxicidad". A éstas hay que sumar "otras 16 consideradas preferentes con límites establecidos a nivel nacional" y "10 sustancias consideradas como emergentes, muchas de ellas fármacos o productos de uso cotidiano", cuya problemática e incidencia real está pendiente de estudio.

Argüelles aseguró que "la administración va a tener que empezar a controlar las masas de agua, y, consecuentemente, si en las masas de agua aparecen esas sustancias, buscará las fuentes de las que provienen", de ahí la importancia de que las empresas conozcan los nuevos parámetros.

Pero no solo se amplía el número de sustancias que se consideran contaminantes en las aguas de los ríos; también se modifican los límtes a los que hay que llegar. Ahora, se establece la necesidad de llegar a concentraciones de sustancias mucho más bajas de las que se permitían hasta que apareció la nueva legislación.

Con respecto a la calidad de las aguas de los ríos asturianos, Manuel Gutiérrez dijo que "hay de todo, se dan situaciones muy distintas", pero en todo caso cree que "lo importante es el cambio que está en camino, el tipo de controles que hay que hacer, que van a dar un mejor diagnóstico de cómo está cada uno de ellos".