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El sector sidrero pide la creación de una escuela de escanciadores

"Cuesta encontrar un buen echador, y formarlo lleva meses", dice la excampeona y hostelera Loreto García

"Se tardan muchos meses en conseguir un buen escanciador". De ahí que Loreto García, que está al frente de las sidrerías Manolo Jalín y El Madreñeru, de Pola de Siero, y fue campeona de Asturias en 2009 en el arte de echar sidra, reclame una escuela de escanciandores, al igual que otros muchos chigreros. Cree fundamental un centro de formación porque no sólo se trata de escanciar, el buen profesional además debe ser un experto en la bebida regional y conocer su comportamiento para aprovechar sus propiedades a la hora de servirla. "Encontrar un buen escanciador cuesta mucho y formarlo, muchos meses", insiste García, que ha impartido varios cursos y ha ejercido de maestra para quienes quieren iniciarse en este arte.

"Creo que es fundamental una escuela de escanciadores y que tengan una categoría profesional específica", coincide Roberto Llamedo maestre de la Buena Cofradía de Siceratores de Asturias. "En la mitad de las sidrerías no saben escanciar bien", lamenta, y qué mejor que en una escuela para aprender a dominar esta técnica que para Llamedo "es un arte".

Enrique Tuya, coordinador del Campeonato Oficial de Escanciadores, también apoya la propuesta, pero sostiene que para lograrlo deberían sentarse previamente representantes del Principado, de la patronal de hostelería y los sindicatos para llegar a acuerdos. Deberán tratar de encajar lo que supondría que el escanciador adquiera una nueva categoría profesional y los costes laborales que le acarrearían al chigrero cuando la sidra actualmente sólo permite manejar unos márgenes comerciales muy estrechos. Por lo que considera que es un asunto que tienen que estudiar las partes implicadas. Pero lo que Enrique Tuya tiene claro y defiende es que un escanciador es y debe ser "un experto en sidra, un sumiller".

Félix de la Fuente es otro gran experto sidrero en la región. Fue uno de los fundadores de la Asociación de Escanciadores de Sidra y recuerda que uno de los proyectos era echar a andar una escuela, pero cuajó porque no encontraron apoyo suficiente. La ve necesaria porque "desgraciadamente faltan más profesionales", lamenta. Insiste en que no sólo se trata de echar un buen culete, el buen escanciador debe entender de sidra. De ahí que unos y otros demanden un centro en el que los profesionales reciban una formación integral. Ahora se las arreglan para participar en cursos o arrimarse a algún experto.

Los hay escépticos, como Guti Rodríguez, de la sidrería La Ballera: "Lo que hacen falta son chigreros que enseñen bien. Los que estamos trabajando no fuimos a ninguna escuela".

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