"Nuestra prioridad no es el negocio, sino dar un trabajo digno a gente con discapacidad". Así de claro se muestra el director de la fundación laboral de discapacitados Santa Bárbarba (Fusba), Jesús Fernández, respecto a una entidad pionera en la integración que fue creada en 1975 y que ante el declive de la minería busca diversificar su actividad para mantener su labor social desde sus instalaciones de Carbayín Alto.

En su día, la fundación dedicaba casi todos sus esfuerzos a abastecer a la empresa pública Hunosa, que llegó tener 22.000 empleados, pero actualmente la compañía es una más de las muchas que adquiere los numerosos productos elaborados y comercializados por una fundación que cuenta con 92 empleados, de los que el 95% son familiares de mineros y tienen algún tipo de discapacidad, ya sea física, psíquica o cognitiva.

La principal seña de identidad de Fusba es su taller textil, al cual su director se refiere como "el corazón de la fundación". En el mismo, decenas de personas trabajan para elaborar ropa laboral que es vendida a muchas de las multinacionales que tienen su actividad en Asturias, ayuntamientos o incluso al extranjero, pues en los últimos tiempos han conseguido abrirse al mercado escandinavo. "Un 11% de nuestra producción se exporta a Noruega", declara Fernández, mientras el jefe de taller Pedro Alonso calcula que a lo largo de este año se atendieron más de 1.200 pedidos de distintos clientes.

El propio Alonso es uno de los trabajadores más veteranos de la fundación. Comenzó a trabajar en Fusba en 1977, ocupó varios puestos y ahora, al frente del taller, da una opinión muy cualificada sobre la evolución industrial asturiana en los últimos 40 años. "Cuando empezamos todo era grandes industrias con miles de trabajadores y ahora una empresa con diez trabajadores ya es considerada grande", explica. El taller se acoge al convenio del sector textil en vez de al de los discapacitados para "mejorar un poco las condiciones de los trabajadores", cuyo horario de jornada continua va de 7.45 a las 15.45 horas.

Estos cambios en el panorama industrial llevaron a Fusba a cambiar su espíritu. En su día el taller del que salían materiales para la mina era su principal fuente de ingresos, pero esto se desplomaron hasta el punto de que a finales de la pasada década la facturación cayó en poco tiempo de los cuatro a los dos millones de euros. "Resistimos gracias a nuestro capital, pero entramos en unas pérdidas que en los últimos años estamos reduciendo a un ritmo de un tercio anual", comenta el director.

Ese saneamiento sólo es posible con la entrada en muchos mercados como por ejemplo el de los extintores, sobre el cual esperan conseguir contratos en el corto plazo, así como abriéndose a más posibilidades. "Perseguimos el petróleo y por ello estamos tratando de captar clientes en África", indica respecto a algunas negociaciones iniciadas en Angola y Senegal.

No obstante, son muchas las actividades económicas que siguen en Fusba. El equipo de imprenta se mantiene con tres trabajadores que atienden pedidos de postales, pegatinas o sobres, entre otros muchos. "Nos es difícil competir con empresas familiares, pero mantenemos bastantes pedidos", indica el trabajador Rufino Rodríguez.

Un grupo variable de empleados se encarga de envasar caramelos de otra empresa de la región que luego son comercializados. "Conocemos a todos los personajes de animación de moda", apunta Margarita Luengos mientras coloca pegatinas de "Frozen" a destajo en unas barras de labios de caramelo.

Otras, como Lupe Fernández, se encargan de que los planos y documentos de Hunosa se mantengan en perfecto estado. "Si alguno está defectuoso lo tratamos de renovar", explica desde su taller de escaneado en el que comparte trabajo con otro trabajador.

A ello hay que sumar el equipo de jardinería, que en 2009 inició su andadura con cursos de formación y realizando labores de mantenimiento en espacios verdes, además de encargarse de varias labores de mantenimiento de las propias instalaciones de Carbayín Alto. No menos importante es la labor de los empleados del almacén. "Su trabajo nos permite incluir en el mismo paquete varios productos y ofrecer así una venta personalizada", explica el personal de Fusba.

Una labor que durante la gala celebrada hace escasas fechas en el auditorio de Pola de Siero con motivo del 40º. aniversario de Fusba recibió numerosos elogios como el de la propia presidenta de Hunosa, María Teresa Mallada.