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Un equipo de fútbol de Australia fía su cantera al joven poleso Pedro García

El técnico, de sólo 26 años, tiene una sociedad junto al exjugador Pablo Amo que les llevó a formar a los futbolistas del Guangzhou de China

Pedro García, ayer, junto a la fuente del parque Alfonso X el Sabio de Pola de Siero. LUCAS BLANCO

El poleso Pedro García es un apasionado del fútbol que tiene un sueño. A sus 26 años se pasó buena parte de su vida escuchando cómo muchos le decían que jamás se aproximaría en los terrenos de juego al nivel de su padre, Urbano García "Bani", que fuera canterano rojiblanco junto a leyendas como Joaquín y Cundi, si bien dejó su sello durante años en el equipo local del Romanón participando en alguna de las mejores temporadas del símbolo de la cantera sierense. A los 18 años se trasladó a estudiar al INEF de La Coruña, dónde jugó en el Montañeros antes de retirarse, y un genio llamado Ángel Vales le abrió un camino que tiene una meta: entrenar en el fútbol profesional.

Si bien se dice consciente de que esa meta entraña gran dificultad, también demuestra una humildad y unas ganas de trabajar que hacen pensar que todo es posible. Prueba de ello es que no dudó en hacerse las maletas y convertirse en todo un emprendedor del deporte rey, además de ponerse el primero a la cola en cada una de las oportunidades que se le pusieron por delante para formarse, hasta el punto de viajar hasta las Antípodas.

Este mismo año, García dirigirá las categorías inferiores del Leichhardt Apia Tigers FC, un equipo de la ciudad australiana de Sydney que es de los que más apuesta por un deporte que, tras muchos años a la sombra del criquet y del rugby, es el que cuenta con más licencias de categorías inferiores en el país.

Junto a él estará el que fuera jugador profesional de, entre otros equipos, el Sporting y el Deportivo de La Coruña, el madrileño Pablo Amo, con el cual forma una sociedad, junto otro inversor australiano, que deja patente la posibilidad de vivir del fútbol sin formar parte de las ligas profesionales. "Asesoramos a clubes, a padres de futbolistas y a los propios jugadores", comenta en referencia a alguna de las actividades que llevan a cabo.

Una sociedad que se fraguó tiempo atrás, pues en 2013 García y Amo se trasladaron a China para formar parte del cuerpo técnico de las categorías inferiores del Guangzhou, un equipo que recientemente disputó las semifinales del mundialito de clubes ante el Barça, y que apuesta fuerte por el deporte rey. "Hay mucho dinero y apuestan fuerte por desarrollar sus canteras", comenta el poleso, que en 2014 decidió cambiar de aires ante el miedo de que su carrera se estancase.

El camino que le llevó a conocer al gigante asiático fue el Real Madrid, club del que formó parte como ojeador después de finalizar sus estudios, en 2011, y que tenía un acuerdo con el equipo chino que incluía el envío de técnicos de la cantera blanca para asesorar en la formación de futuros profesionales chinos. Todo ello no sin antes haber asistido a varios cursos y másteres de entrenador para los que García no escatimó esfuerzos, tanto en dedicación como en viajes.

Sus palabras son las de un joven muy agradecido a quienes le dieron la oportunidad de vivir de su gran pasión. Para Ángel Vales, profesor del INEF, exentrenador del Liverpool B en la etapa de Rafa Benítez y miembro del equipo de analistas de Vicente del Bosque en la selección, sólo tiene palabras de alabanza. "Es mi principal referente y un fenómeno", apunta, para luego lanzar una advertencia sobre la proyección de su compañero Pablo Amo. "Es una persona que decidió empezar desde abajo, cuando podía hacerlo desde más arriba, para tener ua formación más completa, y apostaría a que llegará muy lejos", indica.

Sobre su adaptación a los diferentes destinos por los que le ha llevado el fútbol dice que le llama la atención la rigidez del sistema chino. "Es difícil inculcar el fútbol creativo porque la mentalidad del país es que la libertad está ligada a la rebelión", asegura, al mismo tiempo que se muestra impresionado con el modo de vida de los australianos. "Tienen un nivel de vida muy alto y se nota a la gente más feliz que aquí actualmente, aunque no descarto que se deba a que no estamos en los mejores momentos", explica.

Pese a todo, su espíritu aventurero no impide que eche de menos a su Pola, a su familia y a sus amigos. Unos "tesoros" que, sin duda, tratará de disfrutar durante su estancia de alrededor de una semana en la "tierrina", en la que tratará de cargar las pilas para iniciar una temporada que en Australia va de febrero a septiembre y con la que espera aprender y dar un paso más en su sueño de emular a ídolos como Mourinho, Guardiola y, sobre todo, "el gran Luis Aragonés", apostilla.

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