"Él vivía en Blimea, pero Bimenes era como su casa". De esta manera describen varios jóvenes yerbatos el apego de Rubén Grande, el joven motorista de 22 años fallecido el domingo tras un trágico un accidente de moto sufrido la tarde de Nochebuena en Nava, por un concejo al que aseguran acudía de manera incondicional todos los fines de semana y siempre que tenía algún momento para escaparse.

Su cariño por esta tierra no tenía otro motivo que las amistades. Un familiar suyo con el que solía salir habitualmente tiene su pareja en el municipio y esto le llevó a frecuentar tanto Nava como Bimenes de manera habitual e integrarse de lleno en la vida diaria de estos lugares. "Salía más con nosotros que con sus amigos de la infancia", comenta el dueño de un establecimiento hostelero en el que solía parar a menudo.

Señalan que su carácter hizo que pronto adquiriera una gran popularidad entre la juventud yerbata y naveta y por eso son pocos los que no llegaron a conocerle. "Entre la gente joven lo conocíamos casi todos, pues si había algún evento de chavalería él era el primero que estaba por aquí", indica un vecino de Rozaes, que dice quedarse con un gran recuerdo del que consideraba muy buen amigo. "Era un gran chaval, muy noble y que lo daba todo por los suyos", explica el mismo vecino.

Fue por eso que la noticia de su accidente en la pasada Nochebuena dejó consternados a muchos de sus habituales compañeros de fatigas. "Fue la peor Nochebuena que recuerdo, pues ni siquiera pude cenar tranquilo", indica un joven de Bimenes que apenas cuatro horas antes del accidente había estado charlando, cómo solía ser habitual, con Grande.

Ese mismo día, el joven de San Martín del Rey Aurelio fue a comer a la zona y pasó varias horas con diversos amigos a los que visitó con la intención de celebrar el inicio de las fiestas navideñas. Ninguno de ellos sabían que aquella iba a ser la última vez que verían a aquel chaval risueño y famoso por su gran sentido del humor. "Muchos no nos lo creemos todavía".

Sobre sus facetas personales todos coinciden en señalar que tenía grandes pasiones: las motos, la montaña y el ganado. Unas aficiones por las que casi siempre trató de llevar su vida laboral, pues aseguran que en los últimos años había tenido varios trabajos vinculados al desbroce y limpieza de fincas y carreteras, además de tratar con diferentes tipos de ganado, aunque anteriormente había trabajado por un tiempo en el sector de la soldadura. "Él no solía perder el tiempo y buscaba trabajo donde fuera porque era muy voluntarioso", apuntan sus amigos.

Una vida cargada de actividad y simpatía que sin embargo se vio truncada el mismo día de Nochebuena por un fatal accidente que muchos querrían volver atrás para tratar de borrar.

Tristemente tienen que conformarse con guardar un bonito recuerdo de este yerbato de adopción y arropar a su familia, muy afectada. La capilla ardiente está instalada en la sala número 3 del tanatorio La Florida de Sotrondio. Esta misma tarde, el cuerpo será trasladado a la iglesia de Blimea, dónde se celebrará el funeral a las cuatro de la tarde.