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Una historia adhesiva de España

Miguel Sánchez, de Meres, tiene una de las colecciones de pegatinas políticas más importantes del país, con 75.000 piezas

Miguel Sánchez, en su domicilio de Meres, con su colección. FRANCO TORRE

Meres (Siero),

Franco TORRE

Las carpetas de Miguel Sánchez están pobladas de pegatinas. Es diciembre de 1976 y el joven, estudiante universitario, sigue con atención el debate político en torno al referéndum sobre el Proyecto de Ley para la Reforma Política. Unos meses después, en junio de 1977, el país afrontaría sus primeras elecciones libres desde la Segunda República. Para entonces, otras pegatinas ocuparían las carpetas de Miguel Sánchez, que comenzaba a interesarse por unas estampas que, en la época, eran una efectiva arma de propaganda política.

Han pasado cuatro décadas y Miguel Sánchez, que reside en Meres, nunca perdió su afición por las estampas. Hoy es uno de los principales coleccionistas de pegatinas políticas y sindicales del país, con más de 75.000 adhesivos perfectamente conservados y archivados. Una colección que se ha incrementado con las pegatinas de estas recientes elecciones.

"En aquellos años del referéndum y de las primeras elecciones se hacían muchísimas pegatinas. Era una manera barata de hacer publicidad, y todos los partidos hacían varios modelos. A los pocos meses, ya tenía más de 1.000 pegatinas", explica Sánchez, cuya pasión tiene mucho que ver con su formación y su carrera profesional, ya que es historiador y fue archivero de Hunosa hasta su prejubilación en 2003.

La colección fue creciendo paulatinamente hasta principios de la década de 1990, cuando la dejó aparcada. "Hasta 10.000 ejemplares llegas más o menos bien, pero a partir de ahí es complicado crecer", explica. Pero tras la prejubilación, retomó con ganas su afición, y en los últimos años ha llevado la colección a otro nivel.

Sánchez no discrimina ningún partido ni etapa a la hora de recolectar las estampas, aunque se limita a formaciones y procesos españoles. Pero en su colección pueden encontrarse auténticas rarezas, como una pegatina del Partido Nacionalista Vasco (PNV) de 1972 o una del XII Congreso del Partido Socialista Obrero Español, celebrado en Toulouse entre los días 13 y 15 de agosto de 1972, además de numerosos adhesivos de formaciones ya extintas.

"Cuando me preguntan cuál es la pegatina más rara de la colección, siempre digo que son aquellas que no he podido conseguir aún. Como la de UCD de Langreo de 1979 o una de Independientes de Navia, también del 79. Sacaron poquísimas y nadie se quedó con ellas", relata Sánchez.

Haciendo gala de su experiencia como archivero, el sierense conserva las pegatinas con todas las garantías y en un exquisito orden: "El criterio de clasificación es el principio de procedencia: empiezo por el partido o sindicato de procedencia, después por regiones o sectores y por último por años. Pero se trata de un archivo vivo: por ejemplo, las de los sindicatos las ordeno según su propia estructura confederal; si hay alguna reagrupación de sectores, las voy uniendo", explica.

En cuanto a los diseños, Sánchez cree que se ha perdido algo de creatividad, especialmente entre las fuerzas más consolidadas. "En los partidos más asentados como PSOE, PP o IU, prima el sentido de marca, sobre todo a partir de 1982. En el PSOE, por ejemplo, llevan muchos años en los que las pegatinas son casi todas iguales, con el puño y la rosa y después el lema de campaña. Las fuerzas emergentes, en cambio, aún no tienen esa concepción de marca y hacen otras cosas: Podemos, por ejemplo, ha editado seis modelos de pegatinas en Asturias para estas elecciones", afirma Sánchez.

Además de estos partidos, otras fuerzas con menos representatividad también se muestran más dinámicos con los diseños: "La extrema derecha y la extrema izquierda siempre fueron más creativos. Falange, por un lado, y el MC (Movimiento Comunista) y la LCR (Liga Comunista Revolucionaria) tienen diseños muy buenos. Para mí, las de MC son quizás las mejores pegatinas que se han hecho en España en las últimas décadas. Tenían diseños muy buenos", explica.

En lo relativo a los diseños, Sánchez también aprecia algunas pautas: "Los personajes de cómic son muy socorridos. Mafalda o Snoopy han salido mucho, y también el Capitán Trueno", explica Sánchez, que incluso recuerda cómo hace unos años Alejandro Suárez, de IU Oviedo, protagonizó una campaña que le convertía, en los pósters y pegatinas, en "Suarman", sucedáneo de Batman.

En su archivo se pueden encontrar piezas de alto valor histórico y algunas otras que ahora despiertan curiosidad, como las estampas a favor y en contra del procesamiento de Santiago Carrillo o las pegatinas que identificaban en 1979 a Wenceslao López como candidato a la alcaldía de Oviedo.

En los últimos años, la propaganda política se ha orientado más en el ámbito digital y audiovisual, lo que ha hecho que las pegatinas pierdan protagonismo. Pero Sánchez lo considera un error: "En los setenta, la pegatina era una forma de identificar a una persona con el partido, era como un grito, una forma de expresarse. Pero aún hoy en día, es una forma barata y efectiva de promocionarse", sentencia.

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