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Los nenos pinten a "Don Iviernu"

Seis candasinos de entre 1 y 3 años aprenden a decir en bable los colores en la primera clase de "La Escolina", que sumará el lunes dos nuevos alumnos

Ana González baila con los niños.

-¿Cuál ye esti color?

-El coloráu.

-¿Y esti otru?

-L'amariellu.

Sobre un muñeco de nieve, llamado "Don Iviernu", un grupo de niños candasinos aprende a decir en bable las tonalidades del arcoiris. Es la primera clase de "La Escolina", un aula que la asociación regional "Reciella" puso en marcha a finales de 2014 en el colegio Poeta Antón, con el objetivo de normalizar el aprendizaje de la llingua en edades infantiles. Lluna de los Bueis, Zoe Muñiz, Antón Fidalgo, Anzu Blanco, Selmo Rodríguez y Jare Rodríguez son pequeños acostumbrados a hablar en casa más en asturiano que en castellano. Sus progenitores defienden que el bilingüismo enriquece y no hay nada mejor que aprenderlo desde guaje. Bajo esa filosofía se sumarán el lunes que viene dos nuevos alumnos. La actividad está pensada para niños de hasta 4 años.

"Estas edades son muy buenas, porque los nenos repiten todas las palabras que dices. Y esa es una forma de que se vayan quedando con el vocabulario", explica Ana González, profesora de "La Escolina" y también maestra de llingua asturiana en el colegio Santo Domingo de Guzmán, en Mieres.

González, natural de Antromero (Gozón), empieza la clase formando un círculo con los pequeños para enseñarles los días de la semana y los meses del año en asturiano. Aunque a alguno le tire más coger el tractor o jugar en la cocinita, todos resisten formales sentados en la colchoneta. Ahora viene el cuento de "Don Iviernu", una historia que Ana González tradujo para la ocasión. "Hay muy poco material para ellos en bable, así que yo cojo cualquier libro y lo paso al asturiano", dice.

A partir del cuento, los candasinos dibujan y pintan a su protagonista: un muñeco de nieve, en el que predomina el color "blancu", como dicen los pequeños. La profesora aprovecha para enseñarles también las prendas de vestir y diseña para el muñeco una exclusiva bufanda. Pero, sin lugar a dudas, lo que más les gusta a los niños es la diversión. "Vamos a xugar", dice en alto Ana González. Esa palabra parece retumbar en los oídos de los niños, que se ponen enseguida como motos. "Voy poner música y tenéis que baillar. Cuando la pare, facéis la estatua", prosigue. Ahí va una canción, por supuesto en asturiano. Pese a ser el más pequeño, con año y medio, Anzu Blanco, se mueve como el que más. Caderazo para un lado, caderazo para el otro. De repente, para la música. "Quietos todos", les recuerda la maestra. Y ellos obedecen a la primera.

Eso sí, cuando oyen la palabra "recoyer" no muestran la misma predisposición. A Zoe Muñiz, de 2 años, le supo a poco la hora de clase. Su madre tuvo que cogerla en brazos. Para ella y para el resto de niños candasinos, la diversión en asturiano volverá el lunes. Entre tanto tendrán como deberes practicar en casa. Aunque eso no hace falta ni decirlo. "Ya sólo por los nombres se nota que los padres falan asturiano y lo transmiten a sus hijos", señala González.

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