Los movimientos demográficos observados en el concejo de Siero no hacen más que confirmar la tendencia registrada en los últimos años, con el matiz de que el crecimiento de las zonas urbanas, frenado por la crisis, no compensa la sangría de población registrada en las áreas más envejecidas y golpeadas por el declive de industrias como la minería.

Es habitual que en los últimos años parroquias como Santiago de Arenas o Lieres, con gran tradición minera, viesen mermada su población, pero no lo es tanto que la Pola o Lugones hayan visto menguada, aunque de manera escasa, su población.

También se aprecian cifras muy negativas para parroquias pequeñas y muy envejecidas como es el caso de San Miguel de la Barreda, que perdió diez de sus 264 vecinos, o La Collá, que pasó de 244 a 237 habitantes en tan sólo doce meses, siguiendo una tendencia negativa iniciada hace varios años.