El PSOE de Siero está inmerso en un intenso debate para decidir un posible pacto de gobierno con Foro Asturias. Una opción que ha puesto sobre la mesa el propio alcalde de Siero, Ángel García, y que ha sido recibida con división de opiniones en el seno del partido, donde se teme el coste político que podría tener una alianza con una fuerza conservadora y, además, con la que los socialistas se las tenían tiesas unos pocos meses atrás.
Según revelan fuentes del partido socialista, tanto el regidor sierense como la cúpula de la ejecutiva, con su secretario general Roberto García Morís al frente, ya están tomando posiciones y recabando apoyos con vistas a un debate que se prevé controvertido y cuyo final es aún incierto.
En defensa del eventual pacto de gobierno, Ángel García argumenta la necesidad de alcanzar cierta estabilidad en la convulsa corporación sierense. La falta de sintonía con los otros partidos de la corporación, especialmente con Somos Siero, y las posibilidades aritméticas de su alianza con Foro (los siete ediles socialistas más los cinco casquistas dejarían al bipartito a sólo un concejal de la mayoría absoluta), son los principales argumentos del regidor, que si bien ya ha logrado aprobar los presupuestos municipales para este año (acuerdo con Foro mediante), tiene en el horizonte diversos retos de envergadura. Especialmente la modificación del Plan General de Ordenación, una medida clave para dilucidar el futuro de los terrenos del parque metropolitano de Paredes, que García ha ofrecido al Real Oviedo para instalar su ciudad deportiva.
La ejecutiva, no obstante, también trata de calibrar el coste político, tanto interno como externo, que tendría el pacto. García Morís y varios miembros de la ejecutiva son conscientes de que el reciente triunfo electoral se apoyó, precisamente, en el convencimiento del electorado de que el voto a los socialistas garantizaba un cambio de gobierno en el concejo. Algo que fue especialmente patente en Lugones, una localidad en la que realmente se fraguó la victoria del PSOE, y que se había sentido especialmente maltratada por las políticas aplicadas por el anterior gobierno de Foro.
Pero, además, en la ejecutiva socialista no se olvida que el líder de Foro, Eduardo Martínez Llosa, se hizo en 2012 con la Alcaldía tras expulsar de ella a los socialistas mediante una controvertida moción de censura, luego anulada por los tribunales. Este recuerdo, precisamente, es otro de los acicates de Ángel García, que no quiere verse en un brete como aquel que terminó con el gobierno de Guillermo Martínez.
Además, la ejecutiva socialista aprecia una paz interna que se ha logrado tras muchos años de luchas intestinas, y la cordialidad actual con la dirección regional, que tampoco vería con buenos ojos un pacto que contraviene el discurso del partido en otras plazas como Gijón. El problema, en todo caso, es que ninguna parte parece dispuesta a ceder.
