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Lugo, la villa que quiere mantener sus raíces

Hosteleros, comerciantes y asociaciones luchan por preservar la identidad de la localidad pese a su crecimiento

Ángel Fernández-Peña y Miguel Ángel "Lago" González, en la estación de Renfe de Lugo. MANUEL NOVAL MORO

Lugo de Llanera es la localidad más poblada del municipio, con 4.678 habitantes. Y una de las razones de su crecimiento es, a su vez, un motivo de preocupación para aquellos que quieren preservar su identidad como pueblo: la buena comunicación. Lugo está a diez minutos en tren de Oviedo, y cuenta con muy buena comunicación por carretera. Esto sirvió de reclamo en los años de bonanza económica para la gente que buscaba establecerse en el extrarradio de la capital del Principado. Muchas de estas familias se asentaron en la localidad sin arraigarse realmente en ellas, y ahora muchos vecinos que sí sienten las raíces están tratando de inculcarles la identidad local.

Es el caso de la asociación cultural y de festejos Amigos de Lugo y la asociación de vecinos Cafamilu, dos entidades que comparten la vocación de preservar la historia y la identidad.

Respecto a las fiestas de la localidad, el presidente de la Sociedad de Festejos, Miguel Ángel "Lago" , dijo que "todo el mundo está de acuerdo en que no se pueden perder", de ahí que él y su directiva hayan comenzado a trabajar para recuperarlas y darles un nuevo impulso. Santa María de Lugo se celebra en el mes de agosto, pero desde hace unos años había decaído considerablemente. El nuevo colectivo quiere, con la recuperación de su auge, contribuir a seguir haciendo pueblo. "Es cierto que Lugo, en buena parte, se ha convertido en una ciudad dormitorio, pero nosotros queremos que todos los lucenses sientan la fiesta como suya; es una manera de unir al pueblo, de darle vida", asegura.

Entre otras cosas, la asociación está tratando de indagar en la historia para conocer testimonios lo más antiguos posibles de la celebración, darlos a conocer a todo el pueblo. "El documento más antiguo que da testimonio de la fiesta data de 1883, pero esperamos encontrarlos anteriores", dice. En cualquier caso, se trata de darle "el punto histórico" a la fiesta para que todo el mundo se pueda identificar con ella.

Ángel Fernández-Peña, presidente de la asociación de vecinos Cafamilu, sostiene que el pueblo estuvo muy unido cuando hubo que luchar contra problemas o hacer reivindicaciones importantes, y que ahora todo se ha diluido, y es entonces cuando más falta hacen acciones para unir a los vecinos. Cafamilu lleva casi 45 años de existencia. Nacida a raíz de las expropiaciones para desarrollar el polígono de Silvota, que en parte está en territorio de la parroquia de Lugo, la asociación reivindicó, y consiguió, un parvulario y un nuevo centro de salud, además de otros logros de menor entidad. El colectivo vecinal cuenta con una sede propia, y su presidente quiere "que se implique más gente".

Quienes sí se han implicado en los últimos tiempos por el desarrollo de la localidad son los hosteleros y los comerciantes, constituidos recientemente en sendas asociaciones con las que se ha pretendido dar un nuevo impulso a la villa. Lugo es la localidad con más presencia de hosteleros en el municipio, y el número de comercios ha ido en aumento en los últimos años. Tanto hosteleros como comerciantes están convencidos de que contribuyen con su trabajo, y con las muchas actividades que organizan, a fijar la condición de pueblo. "La gente tiene cada vez más claro que hay que consumir aquí, porque si no son pueblos muertos", recalca Marta Susana Rodríguez, propietaria de una parafarmacia.

La buena señal es que el número de establecimientos ha crecido paulatinamente en los últimos años. "Están abriendo muchos comercios, y casi ninguno cierra", asegura.

Y Lara Domínguez, propietaria de una clínica veterinaria, asegura que "cada vez hay más gente que se queda a comprar aquí". Es una forma más de hacer pueblo. De que Lugo sea el Lugo con raíces que su vecinos quieren.

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