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Garza por cigüeña en Meres

"Aún toca esperar", dicen los vecinos, expectantes ante el retorno del ave al nido que han repuesto, tras una falsa alarma

Una de las cigüeñas, en el anterior nido de Meres. FRANCO TORRE

La parroquia de Meres espera por sus cigüeñas. Las aves, que en los últimos años han anidado en las cercanías del santuario de la Virgen de la Cabeza, sufrieron el pasado mes de mayo la ruina del nido en el que moraban en tierras sierenses, debido al colapso del poste sobre el que se localizaba. Un nido que ha sido repuesto por los vecinos para propiciar que las cigüeñas sigan formando parte del paisaje de Meres. Pero las aves se están haciendo de rogar: si en años anteriores ya se dejaban ver por Meres en enero, este año aún no han aparecido. Sí lo ha hecho, en cambio, una garza que, días atrás, disparó las expectativas de muchos vecinos que, en un primer momento, la confundieron con una de sus amadas cigüeñas.

"Algunos vecinos la vieron por la zona de la Virgen de la Cabeza y pensaron que era una de las cigüeñas, que habían vuelto. Pero fuimos hasta allí y comprobamos que era en realidad una garza blanca, de ahí la confusión", explica Eduardo Martínez, presidente de la asociación de vecinos de Meres-Fonciello y uno de los impulsores de la restitución del nido.

Estas cigüeñas de Meres, una pareja que lleva desde 2003 pasando los inviernos en la parroquia sierense, llegaron incluso a criar en la zona. El año pasado, de hecho, tenían una cría que en el nido. Pero cuando se arruinó, la caída de la estructura se cobró la vida de la cría. Los vecinos aún recuerdan como, en los días siguientes, la pareja de cigüeñas sobrevolaba la zona, resguardándose en los árboles cercanos, buscando a la cría.

A finales de agosto, un grupo de vecinos restituyó el nido, con una estructura reforzada de acero, y lo situó en un poste próximo. Todo con la idea de que estos singulares y apreciados vecinos de temporada tuviesen cobijo en Meres para pasar el invierno. Porque las cigüeñas son ya unos vecinos más de la parroquia, que incluso motivaron que se limitasen los voladores durante las fiestas patronales, para no asustarlas.

"Es cierto que otros años ya estaban por Meres por estas fechas, pero que el invierno esté tardando en entrar puede haber influido. Y tampoco sabemos si les habrá pasado algo en estos meses, pueden haber sido muchas cosas", explica Martínez.

Los vecinos, en todo caso, siguen oteando cada mañana los cielos, intentando discernir el grácil aleteo de las cigüeñas entre las nubes. Y no pierden de vista tampoco el refranero, que recuerda que: "Por San Blas, la cigüeña verás". La festividad es el 3 de febrero, como bien sabe Eduardo Martínez: "Nos toca esperar, pero hasta San Blas hay margen".

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