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Proaza-Quirós, por la senda del abandono

Baches y barandillas rotas son habituales en el tramo menos frecuentado de la Ruta del Oso, lleno de argayos y maleza

Proaza-Quirós, por la senda del abandono

"Esto es horriblemente bello", cuentan que dijo la reina María Cristina (madre de Isabel II) cuando en una visita pasó por el desfiladero de Peñas Juntas (Proaza) en 1864. Hoy en día más bien podría decir que "esto está horriblemente abandonado", si se atiende a la falta de mantenimiento de la Senda del Oso. La ruta fue inaugurada a mediados de los años 90 sobre las vías del antiguo ferrocarril minero y a día de hoy se ha convertido en uno de los principales reclamos turísticos de Asturias e importante motor económico para los concejos por los que pasa: Santo Adriano, Quirós, Proaza y Teverga.

La falta de cuidados en la senda es general, y de ello se han hecho eco en varias ocasiones en los últimos tiempos tanto los alcaldes de la comarca como los empresarios turísticos. Pero si bien en el tramo más frecuentado y famoso gracias a los osos que se pueden ver en cautividad ("Paca", "Tola", "Molinera" y "Furaco"), el que va del área de Buyera hasta Proaza, se notan ciertos cuidados periódicos, no sucede así en otras zonas menos visitadas.

Es el caso del trayecto que va de Proaza hasta Caranga de Abajo y, desde aquí, a Santa Marina, en Quirós. Una vez abandonado el núcleo proacín comienza uno de los trayectos más guapos de la senda (se pasa, por ejemplo, por el citado desfiladero de Peñas Juntas que cautivó a María Cristina) pero también peor tratados, algo que en la época invernal destaca sobremanera. Los troncos de las barandillas de madera rotos, desmontados o a punto de romperse son abundantes, así como los baches en la calzada. Esto último importa más bien poco a los senderistas, pero es un incordio para los muchos cicloturistas de una ruta muy atractiva para hacer en bici por su escaso desnivel y su considerable longitud: más de 20 kilómetros de Tuñón (Santo Adriano) a San Martín (Teverga) y 24 de Tuñón a Santa Marina (Quirós).

Baches y barandillas aparte, los argayos también están muy presentes en la Senda del Oso. Algunos han llegado a cortar el acceso -como el ocurrido la pasada Navidad poco antes de Tuñón, en el tramo que va a Trubia-, lo que ha llevado a que se retiren pronto. Pero aquellos que no impiden la caminata o el paso de las bicis pueden permanecer ahí meses.

Estos días hay varios puntos entre Proaza y Quirós con pequeños desprendimientos de barro y piedras que invaden parcialmente la calzada, o árboles que se han caído en medio del camino. La maleza también invade la calzada y en algunas zonas de descanso es difícil encontrar las mesas y las sillas, literalmente engullidas por la hierba.

Los alcaldes acaban de pedir medidas urgentes para frenar el deterioro de la senda y poder mantener en buen estado uno de sus motores económicos, por no decir el único en concejos en los que la agricultura y la ganadería van progresivamente a menos. El turismo pujante de los valles del Trubia tiene su pilar en la Senda del Oso, de ahí que los empresarios también aprovechen cualquier ocasión para pedir inversiones en su mantenimiento y mejorar la promoción. Un ayuda que dependen en buena medida del Principado. Según un estudio de la Fundación Oso Asturias (FOA), la ruta necesitaría de la inyección de 200.000 euros para reparar desprendimientos, y acometer mejoras en muros, escolleras, vallas y pavimento, entre otras actuaciones que se antojan claves para que los paseantes y cicloturistas no la abandonen.

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