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Los polesos rechazan el erotismo en Les Comadres y defienden la fiesta familiar

Los vecinos respaldan a la Sociedad de Festejos en su rechazo a los espectáculos con "boys" y renuncian a la segregación por sexos

Los polesos rechazan el erotismo en Les Comadres y defienden la fiesta familiar LUCAS BLANCO

Los polesos lo tienen claro: la tradición familiar manda a la hora de celebrar la fiesta de Les Comadres en Siero. Las palabras del presidente de la Sociedad de Festejos de Pola , Jenaro Soto, que en una entrevista concedida a LA NUEVA ESPAÑA denunciaba la actitud de "sinvergüenzas que con el ánimo de especular y extorsionar la fiesta usan espectáculos de desnudos como atractivo principal de Comadres", en alusión a los hosteleros que en los últimos tiempos han organizado espectáculos eróticos para mujeres coincidiendo con esta celebración, cuentan con gran predicamento entre los polesos.

"Jenaro Soto tiene razón, yo estoy con él en ese aspecto. Aquí hay una tradición de una fiesta que no era exclusiva de mujeres, sino en la que participaban compadres y comadres que compartían una merienda", explica Mari Salva Prieto, estudiosa de la historia de la Pola, quien además considera que, en origen, la celebración pudo estar vinculada a los vaqueiros.

Merche Sariego, vecina de la capital sierense, también apuesta por proteger los valores de Les Comadres: "Yo quiero la fiesta tradicional. Lo que se hace por ahí a mí no me gusta. Les Comadres son la merienda, con el bollu preñau y la naranja, incluso la tortilla de sardinas salonas, aunque eso ya no se lleva tanto porque es difícil de hacer", señala.

De igual modo, la concejala polesa Beatriz Polledo (PP) también defiende estos valores tradicionales: "Nunca la celebramos las mujeres solas. Siempre íbamos a merendar pandillas de hombres y mujeres, al depósito o a los praos", explica. No obstante, aprueba que se busquen fórmulas nuevas para revitalizar la fiesta, como las que está ensayando la Sociedad de Festejos, y coincide con Soto en rechazar los espectáculos eróticos: "Eso no lo veo bien".

Más conciliador se muestra el taxista José María Antuña, que si bien reconoce que la fiesta polesa tiene una personalidad propia, no ve mal que en otros lugares tenga otras significaciones: "En la Pola siempre fue una fiesta mixta, pero una cosa son Les Comadres de la Pola y otra lo que se hace en otros sitios. Y cada uno es muy libre de celebrar la fiesta como quiera".

El edil de la Pola Juan Camino (PINSI), por su parte, se muestra pesimista sobre el futuro de la celebración: "Les Comadres son lo que el viento se llevó. Hace años también se hacía baile en la plaza, y estaba lleno. Recuerdo un año que salimos a las seis de la mañana, y la gente no podía ni coger el coche de lo nevado que estaba", lamenta Camino, que en todo caso también apuesta por respetar los valores tradicionales de la fiesta.

Especialmente conservador respecto a la evolución de los festejos se muestra el presidente de Amigos del Roble, Enrique Meoro, que aboga por conservar las raíces. "Soy partidario de mantener las tradiciones genuinamente y sin innovaciones que desvirtúen fiestas como esta", sostiene un Meoro que llama a mantener el "denominador común de comadrar y reunirse" frente a tendencias como las fiestas de contenido erótico. "Cuestiones como los 'boys' son especulaciones con intereses comerciales que rompen con la tradición", apunta.

Algo más flexible se muestra el cronista oficial de Siero, Juan José Domínguez, que abre la puerta a ciertos cambios. "Hay que respetar la tradición, pero no negarse al aperturismo", indica para luego poner como ejemplo la promoción de cánticos en los establecimientos hosteleros como una manera de atraer a más gente a Les Comadres de la Pola. No obstante, se muestra contrario a que la celebración se oriente exclusivamente a las mujeres. "Nunca vi que en la Pola se separasen hombres y mujeres para esta fiesta", sostiene, mientras valora los intentos de recuperar el multitudinario baile de la plaza cubierta.

Muy partidarios de mantener las costumbres se muestran también los vecinos de la Pola, que incluso apuestan por las raíces de la fiesta como principal activo para su impulso. "Creo que el éxito de Comadres en la Pola se debe en gran parte a que no excluye por sexos y a que conserva la tradición", indica una Alexia Montes partidaria de "huir del feminismo" que hay en otros lugares con esta fiesta y de seguir apostando por la fiesta en la plaza cubierta. "En los últimos años Les Comadres se están recuperando por iniciativas como esta", apunta.

Otras como Pilar Suero defiende el derecho de las mujeres a tomarse la celebración como propia, pero huye de algunas innovaciones. "Lo de llevar boys a la fiesta que lo dejen para cuando se vayan a casar", indica la vecina al mismo tiempo que celebra las iniciativas orientadas a mantener las clásicas meriendas de confraternización. "Si son grupos de mujeres, hombres o mixtos ya depende de cada uno", declara.

En la misma línea se pronuncia María Amelia Canga, comprensiva con los grupos de mujeres que eligen Les Comadres como su fiesta particular. "No pasa nada porque las mujeres decidan tomarse un día la fiesta por su cuenta", explica, aunque eso sí, con la convicción de que la tradición no se puede tocar. "El espíritu es pasárselo bien una tarde en pandilla sin que falte el bollo preñao y sin inventos que no vienen a cuento", matiza en referencia a tendencias como las fiestas de contenido erótico.

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