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"Es raro el día que no aparecen", dicen alarmados por los jabalíes en La Fresneda

Los animales salvajes provocan destrozos casi a diario en el club de campo, revuelven entre la basura y han sido vistos junto a algunas casas

Luis Menéndez señala los daños del jabalí en el club de campo de La Fresneda. L. BLANCO

La relación entre el hombre y el jabalí cada vez es más estrecha en La Fresneda. No por gusto del primero, pues los vecinos de la localidad sierense alertan de que las visitas de los animales al núcleo urbano y sus alrededores son cada vez más habituales y se saldan con importantes daños en zonas verdes, destrozos varios y el miedo a circular en coche por algunas zonas en horario nocturno.

Uno de los puntos mas afectados por el impacto de la fauna salvaje es el club de campo, cuyas instalaciones son visitadas con mucha frecuencia. "Es raro el día que no aparecen algunas zonas verdes levantadas", comenta el conserje del club, Luis Menéndez, que asegura que estos ataques comenzaron a ser habituales desde hace un par de años. "Antes era muy esporádico", apunta sobre los daños en unos terrenos en los que desde hace unos meses se toman medidas para reducir los daños. "Desde que estropearon el campo de fútbol se pusieron varios pastores eléctricos en los espacios deportivos y ahora se está empezando a cerrar todo el recinto", señala Menéndez.

De todos modos, la alerta no se limita a los espacios verdes, pues son muchos los que aseguran que suelen encontrarse con estos cerdos salvajes en los accesos de la localidad. "El otro día me crucé en coche con uno a la entrada", comenta el presidente de la Asociación de Vecinos de La Fresneda, Óscar Llamas, cuyo episodio tuvo lugar a las siete de la tarde, pero asegura que no es un hecho aislado e incluso hay quien dice haberlos visto a escasos metros de las casas. "No es la primera vez que se les ve revolver entre la basura", añade Menéndez.

Este problema no es ajeno a otras parroquias cercanas como Viella, Bobes o San Miguel de La Barreda, que en el caso de las dos últimas ven como el crecimiento de la población, unido al abandono de los terrenos del paralizado polígono local atrae cada vez más a estos animales. "Buscan sitios con maleza y poco transitados, así que el abandono favorece que aparezcan", explica el cazador y alcalde barrio de San Miguel de la Barreda, César Solís, que culpa a la inacción humana de los daños. "Hay que limpiar los montes, cerrar bien las fincas y no culpar al animal", sugiere.

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