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El mejor hojaldre se jubila en Noreña

La confitería Casa Alicia de la Villa Condal pone fin a 84 años y tres generaciones de vivencias, premios y exquisito trato familiar

Pilar Fernández, Joaquín Fernández y Pilar Junquera, ayer, delante de la confitería. L. B.

El mejor hojaldre de Noreña se queda sin las manos que lo hacían posible. Pilar Junquera, propietaria y regente de la confitería Casa Alicia de la Villa Condal desde 1992 , se jubila y pone punto y final a un negocio familiar que acumula 84 años ofreciendo servicios obvios como el de bar y confitería, y otros oficiosos como el de centro social o "universidad de la vida".

Corría el año 1932 cuando Pepe Álvarez y Alicia Rato emprendieron un negocio que desde entonces permitió que tres generaciones se ganaran toda una vida. Él era zapatero y ella, sobrina de los dueños de la famosa confitería Rato de Gijón en la que aprendió los secretos reposteros que le permitieron ampliar la oferta de un establecimiento que fue pensado como bar y ocupó el espacio dejado por un farmacia.

Un trato familiar exquisito, una oferta gastronómica única y el buen ambiente hicieron el resto para que el local se convirtiera en toda una referencia de Noreña. "Era como un centro social para los jóvenes que se lo pasaban en grande escuchando las historias de Pepe, un paisano de los que ya no quedan", cuenta un Joaquín Fernández que entró en el negocio de la mano de su mujer, Pilar Junquera, en 1981. Pepe y Alicia cedieron el testigo a su hija Queti en 1970 y ésta a su vez lo hizo con su hija Pilar 22 años después, si bien la trayectoria de estas en la empresa comprendió todas sus vidas. "Llevo desde el 68 detrás del mostrador", comenta Pilar Junquera, que destaca la incesante actividad del establecimiento desde su fundación. "Desde que mi abuelo levantó la persiana no cerramos ni un sólo día", apunta.

Si bien ocho décadas dan para mucho, Junquera sostiene que la fidelidad de una clientela a la que confiesa estar "tremendamente agradecida" les permitió salir adelante sin apenas notar ninguna crisis económica coyuntural y, preguntada por el secreto, no tiene dudas para responder. "El hojaldre y los calamares fritos del vermú siempre fueron los que marcaron la diferencia", indica, todavía emocionada por la chocolatada de despedida celebrada hace unos días junto a varios incondicionales del local.

Otro de los aspectos que hicieron de este negocio un establecimiento singular fue la función de administración de loterías. Desde la creación de Loterías y Apuestas del Estado y las quinielas fueron referencia de los jugadores locales e incluso fueron premiados por el organismo por su constancia. "En 2008 nos dieron un premio en Madrid por gran volumen de ventas sostenido en tanto tiempo", declara la mujer, que guarda en su memoria la satisfacción de haber repartido tantos premios. "El mayor fue sólo de 16 millones -de las antiguas pesetas-, pero hubo muchos de cantidades importantes", apunta.

Tampoco olvida las excursiones organizadas junto a los habituales del local, así como a muchos clientes ilustres como el ya fallecido exalcalde de Noreña, Aurelio Quirós, un fijo de todos los días, o el cronista oficial de Noreña, Miguel Ángel Fuente, a través del cual llegaron a su negocio personalidades como Alfredo Landa, Constantino Romero o Alfonso Ussía.

Ahora, el local será traspasado a unos nuevos regentes ante la preferencia de la cuarta generación familiar por otros oficios. "Sabemos que lo dejamos en buenas manos", anuncia Junquera ante la inminente reapertura.

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