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Llanera pueblo a pueblo

Pruvia: rica, dispersa y diversa

La parroquia se distingue por un fuerte desarrollo empresarial y hostelero combinado con un marcado carácter rural y una acentuada vocación ecológica

Luisa Calleja y Fermín Piquero, después de recoger el agua en la Fonte Fuécara. MANUEL NOVAL MORO

La parroquia de Pruvia es dispersa y diversa. Tiene de todo y para todos los gustos, pero algunas de sus señas de identidad están relacionadas con la salud no solo de las personas sino también del entorno. Crecida alrededor de la antigua carretera Oviedo-Gijón, la AS-266, en sus dos vertientes han florecido industrias, naves, restaurantes y la primera Inspección Técnica de Vehículos (ITV) que hubo en la región.

Y además, junto a los núcleos rurales de siempre, ha ido creciendo en su territorio el que constituye el tercer núcleo en número de habitantes del concejo, tras Lugo y Posada: Soto de Llanera. Es una urbanización que ofrece, sobre todo, bienestar y tranquilidad. Es el principal valor que le da una de sus vecinas, Beni Flecha, que lleva el establecimiento de comestibles "La tiendina de Soto". "Mi marido y yo miramos en otros sitios pero al final nos decidimos por venir aquí; los precios eran muy buenos, pero sobre todo estaba que es una zona muy tranquila y muy segura, más cuando tienes niños", asegura.

Soto ha provocado que Pruvia sea la tercera parroquia en población, con más de 2.600 habitantes. Pero, a pesar de la dispersión, del desarrollo empresarial y de la concentración de la población, la parroquia quiere conservar su esencia.

"Pruvia se ha negado siempre a perder su carácter rural"; explica el presidente de la asociación de vecinos de la parroquia, Manuel Valcárcel. Uno de los artífices de que se conserve esta conexión con la tierra y con el campo es Santiago Pérez, que no solo defiende la producción ecológica, "un modelo que es rentable si se hace bien y que puede dar mucho trabajo", sino también la raigambre de sus productos. Él ha sido el promotor del arbeyu de Pruvia, una variedad que ha tenido muy buena acogida y que los hosteleros de la zona han hecho suya. También Francisco García, del lagar El Güelu, defiende la producción ecológica.

Y después está la Fonte Fuécara, que casi es un lugar de peregrinación. Ningún día del año falta gente que viene a recoger su famosa agua. "Hay veces que hay unas colas tremendas", dicen Luisa Calleja y Fermín Piquero, con las garrafas ya llenas.

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