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Mañosos de la sidra en Quintes

"Sólo hay que tener afición", afirma Alfredo Tejedor, que ha fabricado un llagar en su casa gracias a sus conocimientos de mecánica

Alfredo Tejedor, con su corchadora. MARIOLA MENÉNDEZ

Para tener un llagar casero sólo hacen falta las ganas y ser un poco mañoso. El ejemplo más claro es el gijonés Alfredo Tejedor, que está encantado con la acogida que le han brindado sus vecinos de Quintes (Villaviciosa), donde ha comprado una casa. Incluso se ha animado a hacer sidra en casa, a pesar de que no tenía experiencia previa. Cuenta que fue por echarle una mano a Eladio Ordieres, que siempre había mayado con su hermano en el llagar de éste. Pero cuando falleció, Alfredo Tejedor le dijo a su amigo que no se preocupara. Así fue como se hicieron "socios", como ellos mismos se autodenominan, y se pusieron manos a la obra para hacer sidra juntos.

El gijonés empezó por montar en el sótano un pequeño pero apañado llagar. La mayoría de las máquinas son de cosecha propia, gracias a su formación porque es un maestro industrial jubilado. Alfredo Tejedor compra la manzana, pues no es un problema carecer de pumarada. En la trituradora de la fruta, el primer paso para elaborar sidra, introdujo algunas mejoras para facilitar la tarea.

Además, fabricó un llagar o prensa hidráulica de acero inoxidable. Utiliza este material porque permite una "mejor limpieza", ya que la sidra precisamente requiere eso: "mucha limpieza", apunta este llagarero casero que ganó el concurso de Quintes el año pasado por votación popular.

Cada prensado admite "diez sacos de manzana por mayada". Así que echa 40 sacos para elaborar en total de 1.000 litros de sidra, de los que la mitad son suyos y el resto de su "socio". Completó el artilugio con un grupo hidráulico para mecanizar el prensado de la manzana triturada. "No lo hay comercial por la altura del sótano", explica. Así que se las tuvo que ingeniar para fabricar este pequeño llagar. Pero, claro, "lo haces porque tienes conocimientos de mecánica". El duernu de acero inoxidable también ha sido cosa suya. En él se echa la sidra dulce, recién mayada.

"Tienes que tener afición, pero es fácil. Si no tienes manzana la compras, y el resto es afición", argumenta Tejedor. Los dos depósitos, también de acero inoxidable, sí los han comprado. De momento se arregla con una llenadora que le prestan para embotellar, pero su intención es inspirarse en una antigua para hacerla a su manera, indica. Ha hecho lo mismo con la corchadora. Fijándose en una vieja, ideó una aún mejor, que incluye un banco para facilitar la tarea.

Alfredo Tejedor utiliza acero inoxidable "porque es lo más limpio que hay, aunque sea más costoso", argumenta. "La madera puede darte buena sidra, pero la tendencia es utilizar acero", explica. "Lo más difícil es encontrar buena manzana", pero sostiene que "la clave para que te salga bien es la limpieza y la temperatura". En Quintes tiene muchos maestros y va aprendiendo un poco de cada uno de ellos: "vas cogiendo trucos de unos y otros y vas teniendo afición". Tanta, que la ha trasmitido al resto de su familia. "Tengo un barrilín de vinagre y con unos amigos estamos haciendo orujo de sidra", manifiesta. Pero tiene claro que "lo más guapo de esto es cuando corchas porque siempre tienes amigos del pueblo para ayudarte". En agradecimiento aprovechan para picar algo entre culete y culete. "Son una gente encantadora en este pueblo", concluye orgulloso Alfredo Tejedor.

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