La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

San Julián regresa a los cincuenta

Cándido Díaz Vigil pinta en las paredes de un local de su casa de Bimenes cómo eran las viviendas de la parroquia a mediados del siglo XX y a quién pertenecían

Cándido Díaz, junto al mural que está pintando, con la iglesia de San Julián en primer término. MARIOLA MENÉNDEZ

Cándido Díaz Vigil tira de memoria, lápiz y pincel para reproducir el San Julián de los años cincuenta del pasado siglo. Empezó hace un par de meses pintando la iglesia tal como era en 1940 y el mural ha ido creciendo poco a poco en las paredes de un local de su casa de la Segá (Bimenes). A la izquierda del templo -según se mira- pintó las casas de Luisa, de María la de Herminio y Nieves. Más allá, recuerda las de Lucita, Campín, Severina y la de Adosinda y Soledad. Las viviendas de tía Cándida, Socorro y María Luisa están al lado, al igual que la de María Servanda. La suceden la casa de Delfina la de Servando y los corrales de José María y de Julio Vigil. Este yerbato explica que "se conserva más o menos. Es donde hoy está el bar de Vigil".

Cada una de las viviendas está identificada en el dibujo como se las conocía popularmente en los pueblos, con el nombre del propietario o propietaria y, a veces, con el referente de sus padres. En la parte superior del mural, Cándido Díaz Vigil ha plasmado la recta del pueblo de San Julián con las casas de Lucita, Campín, Atanasio y Pepe "El Regueru", y la sierra de Jesús. El pintor matiza que los prados ya no existen. Un poco más allá, la actual confitería de San Julián de Bimenes que fue antaño casa Teyerín, colindante con la de Vicente y su cuadra. Sigue la del Rizosu y Máxima, donde entonces estaba el bar de Quila, y la casa de Maruja La Riba es hoy el bar La Tranca. Justo antes de la entrada hacia el campo de fútbol del Iberia, Cándido Díaz trazó la vivienda de Otilia. En la zona también estaban las casas de Beatriz y de Carmina.

Este yerbato demuestra tener una memoria prodigiosa para recordar cómo eran las viviendas hace 66 años y quién residía en ellas. Explica que detrás de la iglesia estaban las de Rogelio y Lola El Colorau, la que hoy es el bar Bimenes. Tampoco se olvidó de casa Aurora "la Carnicera", que ya perdió el hórreo de María Perales. La casa de Luisa la de Aurora tampoco está ya porque su lugar lo ocupa un edificio.

Cándido Díaz indica que en esta zona "sólo quedan como antes casa Hortensia, la de Ramonín y Gapito". Se construyó un bloque de pisos. De ahí que sea una de las partes del dibujo que más atrae a quienes lo conocieron tal cual porque pueden recordarlo mejor y a quienes no, porque descubren cómo era. El resto del barrio se conserva de forma similar. Estaban las viviendas de Dolorines la de Mariano y Teresa Talao, el corral de Ramonín de Gapito, así como las viviendas de Hortensia, María Gapito y Luisa la de Aurora. Detrás de la iglesia se encontraba el corral de Hortensia y vivían Leonides, Filomena y Rosario, junto al corral de Mariano. También pintó la casa rectoral, que sólo la recuerdan cuatro.

"Empecé en broma, pintando la iglesia; después, casa Teyerín, y ahora sigo...", concluye Díaz. Lo malo es que se está quedando sin pared. En en el exterior también ha plasmado parte del San Julián de los cincuenta.

Compartir el artículo

stats