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Los vestigios del Siero minero

Castilletes, instalaciones en ruinas y varias barriadas conforman el patrimonio municipal vinculado al carbón, que se pretende revalorizar para usos turísticos

El castillete original de Pumarabule, ayer. FRANCO TORRE

"Siero fue el concejo que más perdió con el cierre de la minería de toda Asturias porque no nos queda ya nada. Y, sin embargo, somos los que menos fondos mineros recibimos". El autor de este lamento es Víctor Fernández, vecino de Carbayín, presidente de la asociación de vecinos "La Malpica" y, durante más de dos décadas, minero de Pumarabule. Hoy, los restos de este pozo destacan entre los escasos vestigios de la antaño próspera industria minera del concejo, que marcó a fuego el destino de las parroquias de Valdesoto y Carbayín, antes y después de su separación, y de Lieres. Un patrimonio minero que el Ayuntamiento de Siero ansía recuperar, en el marco de una iniciativa de la Asociación Comarcas Mineras, como activo turístico y económico.

Los orígenes de la minería en el concejo se hunden en las mismas entrañas de la historia. Algunos estudios sitúan en 1615 la apertura de una primera explotación minera en Arenas, y en torno a 1737 hay testimonios de un mítico incendio en los montes de Carbayín que reveló una rica veta de carbón. Tan rica que el fuego, según un informe redactado medio siglo después por el alférez de Oviedo Antonio Carreño, habría durado cinco meses.

Durante aquellos primeros años de industria minera, la parroquia de Valdesoto aglutinaba los terrenos que hoy corresponden a Santiago de Arenas (Carbayín Alto) y Santa Marta de Carbayín (Carbayín Bajo). "Hay documentos que dicen que aquí, en Pumarabule, tuvimos el primer castillete de Asturias, en torno a 1917, en la misma época en la que se construyó la chimenea", explica Fernández. Ambos elementos se conservan, como también las dependencias del pozo Pumarabule, cerrado en 2005, y un segundo castillete, de mayores dimensiones que el primero, levantado en la posguerra.

Además de las instalaciones propias del pozo, en Pumarabule hay otra estructura vinculada a la minería: las barriadas. En Carbayín Alto se conservan estructuras vinculadas al pozo Mosquitera, y una bocamina y restos de una estructura en Saús, aparte de otra barriada, la del Cotayu.

Hay otras barriadas vinculadas a la minería en el concejo sierense, aunque ninguna es tan espectacular como los cuarteles de Lieres, un ejemplo singular de paternalismo empresarial. El origen los cuarteles se sitúa en la década de 1920, en un momento de esplendor de la explotación minera de Lieres por parte de la empresa belga Solvay.

Además de las propias viviendas de los obreros, que conforman esos pabellones o "cuarteles", en el conjunto se incluyen también un grupo de viviendas con huerto para empleados de rango superior, el Casino (actualmente convertido en un centro cultural), el Hospitalillo y la capilla. Pero en Lieres se conservan además las estructuras principales de la explotación minera, que cesó su actividad a principios de este siglo, y que se integran en un polígono industrial impulsado por Hunosa.

Estos restos de la antigua mina de Lieres, de hecho, son las únicas estructuras de un polígono industrial que Hunosa tratará de activar con un centro de tratamiento de madera.

Los restos del pozo Pumarabule, por su parte, están abandonados, han sido objeto de frecuentes saqueos en los últimos años y apenas los utilizan los vecinos para pasear, mientras esperan por una rehabilitación que no acaba de llegar.

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