El gijonés Javier Zapico García ya ha colgado en una columna de su restaurante de Bargas (Toledo) el cuadro trofeo que le acredita como el cocinero de la "Mejor fabada del mundo" de las que se preparan fuera de Asturias. La próxima cita es la final del certamen, el martes 5 de abril, en Villaviciosa, donde tendrá que competir con los mejores cocineros de faba de la región. Para Zapico, ganar la final "sería el remate". "Vamos a ir con ganas y seguro que la cocinaremos allí", comentaba ayer mientras no paraba de recibir felicitaciones por teléfono y en las redes sociales.

El seleccionado cree que este triunfo se verá reflejado positivamente en su comedor. "Pienso que traerá gente", comenta sobre el premio. La experiencia de los ganadores de la final del certamen promocionado desde la localidad maliayesa es que durante el año del triunfo logran incrementar sus ventas alrededor del 30%.

La fabada y el cachopo -en sus múltiples variedades- son las especialidades de su restaurante. Aunque su cocina también es conocida por servir deliciosos pescados de roca o el pote asturiano, todos los viernes. La clave está en que los productos e ingredientes los compra en el Principado. Quiere que el suyo sea realmente un mesón asturiano, en el que el 80% de la carta sean platos de la cocina regional.

"No es la misma agua -que en Asturias- pero lo demás, todo es igual: les fabes, el compango...", explica Javier Zapico. Pero parece ser que el agua de Bargas tampoco es un impedimento para que sus fabes sean de premio. Indica que para cocinar la fabada que encandiló al jurado, el lunes, en el Centro Asturiano de Madrid, utilizó alubias nuevas. Recuerda que es imprescindible dejarlas a remojo y "cocerlo todo junto", con el compango, y despacio. Pues el plato más famoso de la comida asturiana no entiende de prisas. "No echamos especias ni azafrán", destaca, solo "un poco de cebolla". Utilizar ingredientes de calidad, llevados directamente desde Asturias, son la forma de asegurar una buena fabada, recalca, aunque no es menos importante que estén "hechas con cariño y moviéndolas poco a poco". Javier Zapico percibió a simple vista que este año hubo mayor competencia que en la edición anterior.

El periodista y crítico gastronómico Pepe Ribagorda, uno de los miembros del jurado, destaca la "desigualdad" de las fabadas que concurrieron a la semifinal del lunes y que pasaron un proceso de selección previo. "Las había muy buenas y otras que no tenía los parámetros básicos, estaban desvirtuadas. Hubo bastante contraste". Confiesa que es uno de sus "platos favoritos" y define la fabada como un plato con "identidad, personalidad y tradición". "Es muy interesante porque transciende lo gastronómico. Con la fabada estoy viendo Asturias en el plato, su arquitectura humana.", destaca.