Los aguilandeiros pusieron patas arriba el mercado de Grado. Como marca la tradición de esta mascarada, llevaron la escenificación a la villa moscona, donde encontraron la participación de vecinos, vendedores y visitantes. Los personajes del oso y el diablo atemorizaron a los niños que disfrutaban de la cita comercial, entre risas nerviosas.

La comitiva, acompañada con gaita y tambor, partió desde la Casa de Cultura y recorrió el mercado de arriba a abajo recogiendo el aguilando. Nueces, berzas, miel, pan y quesos fueron algunos de los pagos del público.

Los personajes de los vieyos se metieron con todo el mundo y la señora parió un pájaro muerto en dos ocasiones, una delante de la escultura de "La Muyerina". El escobón no paró de barrer allá por donde pasaba y el afeitón dejó sin un pelo en la cara a unos cuantos vecinos. Por su parte, la pareja de maragatos dieron buena cuenta de las canciones y bailes tradicionales de la época.

Los aguilandeiros son una mascarada navideña que el estudioso de la tradición oral del concejo Xosé Ambás y Álvaro Valdés, de la asociación cultural "Territorio Bron", recuperaron en la parroquia de San Juan de Villapañada después de setenta años desaparecida. Y ya llevan dos ediciones cosechando el éxito de participantes y público. Para cumplir con los mandatos de la tradición, era indispensable bajar la comparsa a la villa de Grado, tal y como hicieron siempre los mozos de la parroquia.

Una visita que conquistó a todo el mundo y que animó como pocas veces la cita comercial más importante del concejo. Ahora, los aguilandeiros descansarán para preparar las actividades del próximo año.