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De aquí a Lima

La paradoja de la calidad de vida

El área central, destino del éxodo rural en busca de una existencia mejor, alberga los concejos menos saludables

El hombre occidental pierde la salud para ganar dinero y después pierde el dinero para recuperar la salud. La reflexión, que se extendió en forma de cita viral hace algunos años, se atribuye al Dalai Lama; y lo que esconde de crítica al sistema capitalista -barnizada con cierta demagogia- no la hace menos atinada.

El Observatorio de Salud en Asturias actualizó este martes sus datos estadísticos y certifica que el área central, que aglutina el 80 por ciento de la población, alberga los concejos menos saludables para vivir. Los tres que integran la comarca del Nora se encuentran entre los siete que están a cola de la región. Llanera obtiene la peor nota del Principado en parámetros de salud, y 71 de los 78 municipios asturianos reúnen mejores condiciones de vida que Noreña y Siero.

Los estándares de bienestar de los tres concejos de la comarca son aún peores que los de las tres grandes ciudades, aunque Gijón, Avilés y Oviedo se sitúan también entre los diez concejos asturianos menos saludables. Ocupan los puestos 69, 70 y 71, respectivamente. El decálogo geográfico de la mala salud lo completan Corvera, Mieres, Castrillón y Navia. Este último es el único municipio de los que saca peores notas que se ubica fuera de la franja central, en la que solo Gozón, Carreño y Las Regueras ofrecen buenos indicadores.

El estudio extrae conclusiones y elabora el ranking después de medir, concejo a concejo, la tasa de mortalidad, la prevalencia de enfermos crónicos, la autopercepción de la salud entre los vecinos y el consumo de ansiolíticos y antidepresivos. Lo realiza la Consejería de Sanidad desde 2011 y se basa en unas pautas internacionales establecidas por la universidad estadounidense de Wisconsin. Concluye que Llanera tiene la mayor tasa de mortalidad de Asturias y la segunda peor prevalencia de personas con enfermedades crónicas, superada solo por Degaña. Por su parte, las tasas de mortalidad de Noreña y Siero ocupan los puestos 73 y 75 en el ranking (el 78 es la peor) y se sitúan en parámetros que el estudio considera "extremos".

Los vecinos no siempre perciben correctamente el grado de bienestar que les rodea. Mientras que los llanerenses son conscientes de que gozan de poca salud, en Siero y Noreña se ven a sí mismos sanos, pese a que albergan algunas de las mayores tasas de enfermos crónicos de Asturias. Tal vez la costumbre se ha hecho ley, como el episodio de "El niño descalzo" en el que Juan Cruz le cuenta a su nieto que una vez se hizo daño en un dedo del pie y días después le seguía doliendo, pero no le molestaba porque el dolor "formaba ya parte de la forma de ser del dedo".

El caso es que, percepciones y formas de ser aparte, los concejos más saludables están en las alas. El primero en estándares de bienestar es Peñamellera Alta, seguido por Ponga, Illano, Amieva y Grandas de Salime. Entre los que mejores condiciones ofrecen para vivir están también Allande, los tres Oscos, Villayón, Boal, Somiedo, Belmonte y Salas. Y del otro lado, Amieva, Piloña, Colunga y Peñamellera Baja.

El Observatorio realiza una segunda medición basada en lo que denomina "determinantes de salud", que ayudan a predecir la salubridad futura de cada concejo. En este caso se toman como valores la calidad asistencial, varios indicadores relacionados con el estilo de vida, un puñado de factores socioeconómicos y la calidad ambiental.

También en esta tabla Noreña, Llanera y Siero están ubicados más cerca de la cola que de la cabeza. Ocupan los puestos 50, 53 y 58. Llaman la atención datos como que Llanera sea el segundo concejo de Asturias que tiene mayor porcentaje de actividades sedentarias (el primero es Mieres), que solo cuatro concejos tengan peor calidad ambiental residencial que Siero, o que Noreña -el séptimo concejo con mayor renta por habitante- tenga uno de los parques móviles más antiguos de Asturias.

No deja de resultar paradójico que los municipios de la desordenada y desgobernada área central, que durante décadas han acogido a las decenas de miles de asturianos que protagonizaron el éxodo rural en busca de una mejor calidad de vida, ofrezcan las peores condiciones para vivir. Y, mientras, los territorios que se han ido abandonando en las alas de la región, persiguiendo una existencia mejor, sean los más salubres.

Entre los objetivos de este estudio está, según sus autores, favorecer la comparación de resultados y, con ello, estimular acciones de mejora para el futuro donde más se necesiten. Confiemos que la política sanitaria regional sea más eficaz que la demográfica, que ha visto fracasar todas las medidas orientadas a fijar población en el medio rural asturiano que se han intentado hasta la fecha. Tal vez porque no se pueden resolver los problemas pensando de la misma forma que cuando se crearon.

Confiemos, por tanto, en que harán lo posible por procurarnos una buena vida a los ocho de cada diez asturianos que vivimos en el área central, ya que parece que no podrán garantizarnos una vida buena. El Dalai Lama resumía al final de aquella reflexión viral: "Viven como si no tuviesen que morir nunca y mueren como si nunca hubieran vivido".

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