La vida de Rosi Menéndez no fue nada fácil, y quizás por ello valora tanto como el que más el cometido de ayudar al prójimo. Una faceta que, si bien siempre la llevó dentro, desde hace una década se ha visto intensificada con una dedicación creciente a los proyectos e iniciativas promovidas por la parroquia de San Félix de Lugones.

Nacida en 1945 en el núcleo de La Espinera, en la parroquia de San Miguel de la Barreda, el fallecimiento de su madre cuando todavía era una joven y la situación laboral de su padre le llevaron a trasladarse a Lugones a finales de la década de los 50. Allí echó raíces y desarrolló una vida caracterizada por la humildad. "Soy tan pobre que no tuve ni para tener hijos", comenta con su simpatía habitual.

Habitual de las misas y otras celebraciones religiosas, no fue hasta hace diez años cuando se metió de lleno en el día a día de la iglesia. A su colaboración en Cáritas se fueron sumando otras actividades que fueron posibles gracias a varios voluntarios y a la labor del párroco Joaquín Serrano. "Desde su llegada el trabajo es el doble o el triple, pero merece la pena", indica en clara referencia al empeño y a la labor del sacerdote para revitalizar la parroquia sierense.

Ejemplo de la entrega son las horas empleadas para ayudar en Cáritas parroquial, la participación en campamentos, la colaboración con la catequesis o toda una serie de pequeños trabajos que a veces son poco reconocidos, pese a que uno tras otro suman una importante aportación para que todo salga según lo planeado. Sin embargo, lo más vistoso son otros logros que consiguieron poner el foco en la comunidad religiosa local. Es el caso de la confección de la alfombra floral que desde hace unos seis años varias voluntarias elaboran para animar la celebración del Corpus. "Un día estábamos en un campamento en Candás, nos vino la idea y nos pusimos manos a la obra", recuerda sobre un episodio en el que se vio implicada la también voluntaria Marisa Suárez y al que luego se sumaron otras como Nides Berdasco, para la que Menéndez sólo tiene excelentes palabras. "Es la que confecciona todo y pone la imaginación", sostiene la feligresa.

A ello hay que sumar los esfuerzos para convertir la Semana Santa local en un referente tanto religioso como turístico para la parroquia. Hace cuatro años los varones impulsaron la procesión del Cristo Yacente y un año más tarde las mujeres se sumaron con la procesión de La Soledad. Entre ellas, una Menéndez que también contribuyó al empuje ese mismo año de la Cofradía del Cristo de la Piedad y la Virgen de la Soledad, que además de elaborar un amplio programa que se iniciará con el pregón de Constantino Bada el día 19, prepara ya novedades para 2017. "Si Dios quiere estrenaremos nueva imagen y propia de la Virgen de la Soledad", anuncia Rosi Menéndez.