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La Dolorosa tiene tela en la Pola

El elevado interés por participar en la recuperación de la procesión de Viernes Santo desborda a las voluntarias que confeccionan los atuendos para la cita

Feli Pajares; a la derecha, bordado de la cofradía y una prueba del traje. l. b.

El retorno de la Virgen Dolorosa a las calles de la Pola después de casi medio siglo da mucha tela que cortar. Si no que se lo digan a las mujeres que voluntariamente trabajan a destajo desde hace unas semanas en la parroquia de San Pedro, que se están viendo desbordadas por el creciente interés en la procesión del Encuentro que está prevista para el Viernes Santo, a partir de las siete y media de la tarde.

El salón parroquial parece haberse convertido en toda una industria textil en la que un grupo de mujeres demuestran que no se les caen los anillos para sacar adelante un cometido que les genera gran ilusión. "Es hora de que en la Pola tengamos algo por Semana Santa que merezca la pena", comenta Manolita Vigil sin apartar la vista de la máquina de coser.

Si bien las previsiones iniciales eran las de una participación modesta, en los últimos días los encargos se están disparando. "De momento ya vamos por más de una veintena de encargos", comenta Feli Pajares, que contribuye de manera decisiva en el buen ambiente del grupo con continuas anécdotas cargadas de humor. "Hay que pasar la tarde y a poder ser bien", indica como muestra de su filosofía vital.

Mientras tanto, otras, como Toña Zapico, Margo Foncueva o la propia Manolita Vigil, se esmera en su rincón por sacar adelante las túnicas moradas que posteriormente María José Teja prueba a sus destinatarias con la colaboración, cinta métrica en mano en unos casos y al cuello en otros, de otras colaboradoras como Nuria Fonseca.

El proceso parece sencillo, al menos visto desde fuera. Las voluntarias toman medidas y cortan la tela a gusto del consumidor. Luego la cosen y la rematan con un bordado en el que aparece la figura de San Pedro y la nomenclatura del Cristo de Santa Ana. "Qué sepan bien de dónde somos", comentan con orgullo y sorna al mismo tiempo.

La casi perfecta cadena de producción no impide que el incremento de los encargos agobie en cierta manera a unas mujeres que ven cómo su horario laboral, autoimpuesto los martes, miércoles y jueves de cuatro a siete y media de la tarde, se les queda corto. "Estamos estudiando echar más horas por temor a no llegar a tiempo", admite Feli Pajares que, no obstante, tiene una visión positiva sobre su preocupación. "Es laborioso, pero da gusto ver que la gente está respondiendo muy bien", declara, mientras sus compañeras reclaman que ese interés se vea reflejado en las calles. "Todo el mundo dice que retomar la procesión es una buena idea, así que esperamos que esa gente no falte", manifiestan.

Una implicación que de momento ya quedó patente el pasado fin de semana, cuando un buen grupo de mujeres participaron en los ensayos de los pasos de la Virgen Dolorosa, que partirá desde la iglesia y se encontrará en la cuarta de las 14 paradas del viacrucis con el Cristo de la capilla de Santa Ana. Este será el acto central de una Semana Santa que tendrá su primera cita importante este domingo, a las once y media de la mañana, con la Procesión de la Borriquilla, que se estrenó en 2013.

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