No hay quien lo pare. El joven moscón A. G. R., conocido ya como "el fugado de las tragaperras", sigue en paradero desconocido mientras crece la leyenda en Grado tras huir de la Guardia Civil en dos ocasiones. La última, descalzo y esposado por el medio de la villa. Por eso no es de extrañar que los vecinos vivan la búsqueda del chico de 23 años como si de una película se tratase. Una fuga por fascículos que por ahora no parece que tenga fin.

El pasado 14 de enero sorprendieron al "fugado de las tragaperras" junto a F. V., cuando trataban de coger la recaudación de una máquina de juego tras dar el palo en tres locales de Salas. Pero ambos huyeron monte arriba. F. V. fue detenido horas después cuando llegó a su casa en taxi y se encuentra en prisión.

Decenas de guardias custodiaron Grado durante los días posteriores sin éxito. La vigilancia no dio sus frutos hasta el pasado 26 de febrero cuando la Benemérita entró en la vivienda del joven y lo detuvo. En el traslado al cuartel se lió a patadas con la ventanilla para tratar de huir. Consiguió reventar el cristal pero no zafarse de los agentes. Pero A. G. R. no estaba dispuesto a entrar en prisión. Cuando todo indicaba que su periplo había finalizado, dio la campanada. Tras declarar ante el juez y por circunstancias que aún investiga la Comandancia de Oviedo, el joven se largó corriendo del juzgado. Así comenzó la persecución por la villa moscona.

A.G.R., con las esposas puestas, escapó hacia la zona de La Panerina, donde perdió los playeros porque los llevaba sin cordones. Poco le importó, no paró de correr hasta que alcanzó las Calles Nuevas por la zona del Paseo del río Cubia, seguido a larga distancia por los agentes y la atónita mirada de los moscones.

El joven se introdujo en el tanatorio "Villa de Grado". Cuando llegaron los agente no había ni rastro suyo.

La siguiente pista saltó rápido. La sirena del colegio público Virgen del Fresno comenzó a sonar, algo que nunca ocurre. Así, los agentes rodearon el centro educativo durante la tarde y la noche pero "el fugado de las tragaperras" consiguió zafarse de nuevo del peso de la ley. Lo hizo en la escuela donde estudió Primaria y parece que conocía bien algunos de sus recovecos.

Desde la noche esa noche el paradero de A.G.R. es un misterio. Y el paso de los días no le traerá ningún beneficio a su condena. Lo que está claro es que "el fugado de las tragaperras" no allanará el camino a la Guardia Civil y tratará de evitar que las esposas le encadenen a una celda.