"Las navidades me las pagaron las pitas y los huevos". Así de claro habla el agricultor Miguel Pernas, un habitual del mercado de los martes en Pola de Siero, y afectado directo por la prohibición de comerciar con manteca y huevos caseros y pitos de caleya en los mercados de excedentes. Una normativa que sirvió para que, en las últimas semanas, se hayan realizado controles policiales en el mercado poleso.

Pernas, que trabaja junto a otras tres personas la finca Arenal, participó ayer en Pola de Siero en el décimo segundo Mercado de Comercio Justo, una iniciativa impulsada por el propio Ayuntamiento de Siero, a través de su Consejo Local de Solidaridad, y en el que paradójicamente los productores sí podrían, al menos en teoría, vender los productos que les son vetados en el mercado de los martes.

"Es paradójico que el Ayuntamiento de Siero impulse este mercado y luego ponga esas trabas", sostiene Javier Arjona, miembro del Consejo Local de Solidaridad. "Nosotros apostamos por el comercio local, y la cultura del mercado de excedentes de la huerta es parte esencial de ese mercado", sostiene Alberto Fernández Buznego, uno de los organizadores del mercado.

Los productores denuncian además que las trabas que sufren las pequeñas productoras locales se convierten en facilidades para distribuir sin miramientos cualquier producto importado. Pernas, además, alerta del impacto económico que tiene para estos pequeños productores una normativa restrictiva: "Esto apenas nos da para vivir, si de golpe te quitan el 10 o el 15% de los ingresos, es imposible". A su juicio, la administración "incita a la desobediencia" con estas medidas. En todo caso, ni él ni los otros productores comerciaron ayer, por si acaso, con los productos vetados por la normativa.