Tal es la precariedad, por falta de materia prima, con la que se ven obligados a trabajar quienes quieren aprender la azabachería que tienen que recurrir a la tagua -una semilla de una palmera tropical- y al hueso. Así lo denuncian la artesana y nueva presidenta de la Asociación para el Desarrollo del Azabache de Asturias, María Pérez, y Carmen Valdés, tesorera del colectivo y azabachera que tuvo a la primera como maestra. Recurren a estos materiales "porque no rompe, es más barato y de similar dureza" que el lignito jurásico.

Pero a pesar de las dificultades que atraviesa el sector, que lleva más de diez años sin azabache y clamando por la reapertura de una mina en Oles -les Mariñes de Villaviciosa son fértiles en este lignito, considerado el mejor del mundo-, "hay gana, hay interés" por aprender esto oficio tradicional, destacan. Los ejemplos son la propia Carmen, que se inició recientemente, y la aprendiz Encarna Vigil. En el IV Certamen de Azabachería "Eliseo Nicolás", que este año regresa a Villaviciosa, participan 25 expositores, más que en pasadas ediciones.

La nueva directiva trata de "recuperar los inicios de la asociación con los fundamentos con los que se creó. Queremos intentar crear una cultura del azabache, porque está perdida", destaca Pérez. El certamen es una actividad encaminada en ese sentido, pues además del concurso hay exposición y talleres en vivo en la Casa de los Hevia, que se complementa con la feria monográfica de la plaza del Ayuntamiento. El alcalde, Alejandro Vega, anunció que tras las fiestas retomarán los contactos para reabrir la mina.