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Lugones | El capital humano

El guardián del deporte autóctono

Yayo Álvarez dirige desde hace 15 años la peña bolística local, que recuperó el juego tradicional tras décadas en el olvido

El guardián del deporte autóctono

Que los bolos en su modalidad de cuatreada sigan teniendo vida en Lugones se debe a la labor desinteresada de ciertas personas que tienen nombre y apellidos. Entre estas hay una que destaca, pues fue la que se puso al frente de todo. Se trata de Eduardo Álvarez, "Yayo", un vecino de la localidad sierense que aprovechó la creación de unas instalaciones envidiables para trasladar su afición al lugar de residencia.

Corría el año 2001 cuando las gestiones conjuntas de la Federación Asturiana de Bolos y del Ayuntamiento de Siero posibilitaron la inauguración de la bolera municipal, que en aquel entonces fue bautizada como "el Maracaná de los bolos". Aquella instalación pasó desde entonces a ser el lugar elegido para los principales torneos. El Campeonato de España individual, luego el Campeonato de Asturias de Primera Categoría, el Torneo Hunosa o el campeonato regional por concejos son sólo alguno de los ejemplos de eventos organizados desde entonces en la que todavía es una de las pocas boleras totalmente cubiertas de la región.

Todo este despliegue trae tras de sí una organización que llegó en forma de institución meses después del estreno de la instalación, con la constitución de la peña bolística Lugones. Al frente del colectivo se puso el propio Álvarez, cuyo trabajo y el de otros directivos posibilitó que pronto dispusiesen de un equipo de diez jugadores, presidente incluido, entre los que destacaban el exsubcampeón del mundo Benigno García y Manolín de Severa, jugador de Primera Categoría durante muchos años.

La formación de la peña Lugones supuso el retorno de la tradición bolística a una localidad que a mediados del siglo pasado había contado con una gran actividad, generalmente con equipos formados en diferentes establecimientos hosteleros que disponían de castro. Una actividad que desde entonces no cesa y que mantiene viva la llamada del deporte autóctono a pesar de la retirada de algunos jugadores y de la escasez de relevo.

De todas formas, si hay una faceta en la que destaca el propio Yayo es en la estrictamente deportiva. A sus 47 años milita en Primera Categoría y su buen hacer fue fundamental para que a dos años de su fundación la peña se plantase en la máxima categoría de la cuatreada regional. Luego un descenso y un posterior ascenso antes de volver a descender marcaron la trayectoria del equipo, mientras que Álvarez se convertía en un habitual de las fases finales del regional individual.

Una pasión deportiva que, no obstante, no se limita al mundo de los bolos, pues también es conocida su afición por otras disciplinas como el atletismo el ciclismo.

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