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Los comerciantes del mercado poleso sortean la prohibición de vender huevos

"Parecemos ladrones, vigilando por si viene la Policía y tapándonos para dar las docenas como si fueran droga", se quejan los dependientes

Huevos caseros y de oca, para pintar (cuya venta está permitida), ayer, en el mercado poleso. FRANCO TORRE

"Si viene la 'poli' hacemos como los 'top manta': dejamos los bártulos y echamos a correr". Pese a la presión municipal sobre la comercialización de los productos de casa, los comerciantes del mercado de excedentes de la Pola no han perdido el humor... ni los huevos. De hecho, en la jornada de ayer era sencillo adquirir estos y otros productos vetados en las últimas semanas (mermelada, miel, sidra, jabón...), aunque siempre acercándose a los comerciantes con discreción.

"Los tenemos debajo de la mesa. Los clientes habituales lo saben, pero se nota en las ventas, al no estar a la vista", comentaba ayer una comerciante. La mayor parte prefiere conservar el anonimato, por temor a que la Policía vaya contra ellos. "Puedo entender que quieran vetar la manteca. Pero los huevos o la miel, que son productos naturales y no están preparados, no lo entiendo. ¡Si hasta han obligado a retirar ramos de laurel!", añadía.

El cerco a los productos de casa, no obstante, se aflojó considerablemente ayer. Tanto que en algunos puestos se atrevían incluso a exhibir los huevos, aunque con ciertas precauciones. Para burlar la persecución sobre los productos de casa, algunos han optado también por otras medidas. Es el caso de Carmen Suárez, que lucía un vistoso cartel invitando a los clientes a preguntar por ellos. "Ahora los vendo de encargo. Me prohiben vender en el mercado, pero fuera de aquí no pueden".

"Los huevos son para mí. Es que el viento abrió la tapa de la huevera", afirmaba una vendedora al ser preguntada por este periódico. No había mucho viento en la Pola en ese momento, pero se ve que repuntó instantes después, porque a los pocos minutos la huevera volvía a estar abierta. "Parecemos ladrones, vigilando por si viene la Policía. Les damos los huevos a los clientes como si fuera droga, tapándonos. Claro que esto también tiene su cosa", comentaba, entre risas, un matrimonio en el puesto de al lado.

Claro que no todos se lo toman con humor, y hay quien alerta de los riesgos. "No sé que vamos a hacer con los huevos que sobran. Yo estoy haciendo bizcochos. Pero como alguno no pueda darles salida y se le ocurra traerlos atrasados, puede haber un problema", advierte otra vendedora.

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