Luis Bobes Cuesta (Oviedo, 1966) creció entre sombreros y, tras explorar otros caminos profesionales que le llevaron a ser profesor, sigue entre ellos, enganchado a la tradición comercial que heredó de sus padres, y que se resiste a perder. Luis Bobes es delineante y diseñador gráfico, pero desde hace años dedica sus esfuerzos a modernizar Albiñana, el comercio que heredó de sus mayores y que desde 1924 "cubre" las cabezas de los ovetenses y de numerosas personas que visitan la ciudad. Lo cierto es que si las tiendas de sombreros ya son una rareza, en regiones como Asturias constituyen una auténtica reliquia. Para Bobes el negocio va ligado a su vida, igual que el barrio de San Lázaro, en la confluencia ya con la calle Magdalena, donde tanto jugó de niño.

Infancia en San Lázaro y en las aulas de las Escuelas Blancas. "Nací en San Lázaro. Viví en las inmediaciones de Arzobispo Guisasola y toda la película de mi infancia transcurre allí, entre el barrio y las calles Magdalena y Campomanes. Ni siquiera me desplacé mucho para estudiar. Asistí a las Escuelas Blancas, y después al Instituto de San Lázaro. Como estudiante fui regular, para qué voy a mentir".

Inquietudes artísticas desde los primeros años. "Yo diría que siempre fui una persona inquieta, con una tremenda afición por el dibujo y la pintura, y en general, por las bellas artes. No me quedé tranquilo hasta que no encontré algo relacionado con eso. Por eso, los estudios de delineante, que realicé en Oviedo, me vinieron como anillo al dedo. Después me fui a Barcelona para formarme en diseño gráfico y fotografía".

Clases de pintura en la calle Magdalena. "Durante muchos años acudí a clases de pintura con María Antonia Díaz, en la calle Magdalena. Ella fue la culpable de mi amor por el arte. Aún hoy, en mi actividad diaria, plasmo esa vocación en todo lo que hago. Además, durante muchos años fui profesor de dibujo en un colegio ubicado en Llanera".

La tienda, una más de la familia. "La tienda familiar de toda la vida estaba en Melquíades Álvarez, casi esquina con Doctor Casal. Allí, mi hermana Elena y yo pasamos buena parte de mi infancia viendo entrar y salir a la gente. Cuando desapareció ese local abrimos otros dos comercios en la ciudad. Siempre digo que la tienda siempre fue una más de la familia. Elena y yo crecimos entre sombreros. Los recuerdos son todos muy agradables. A diferencia de hoy, el comercio era muy cercano. Pasaban las mismas personas a saludar".

Una limosna a la semana. "También se organizaban tertulias. El cartero llegaba puntual todas las mañanas con aquellos sacos de piel cargados de cartas. Hasta los que venían a pedir eran habituales. Se daba limosna un día a la semana. Todo estaba muy bien organizado".

Aquella cercanía que se respiraba en Oviedo. "Oviedo siempre fue una ciudad muy entrañable, con mucha cercanía entre sus habitantes. Mentiría si digo que no sigue siendo próxima, pero las cosas son distintas. La vida ha evolucionado en todas partes, aquí también. Cosas como jugar en la calle o ir solos al colegio: ya no se hacen. Aún así, creo firmemente que esta ciudad es una de las mejores del mundo para vivir. De hecho, yo no me imagino a mí mismo viviendo en otro lugar distinto de mi Oviedo natal".

Los sombreros vencieron a la enseñanza. "Fui profesor de dibujo y pintura, y disfruté muchísimo con las clases, pero cuando mi madre se iba a jubilar hubo que decidir si continuar con el negocio o cerrar. La segunda opción me daba mucha pena y en 2007 decidí abandonar la enseñanza. Fue en 2007 y no me arrepentí nunca. Además, en el ámbito comercial sigo impartiendo formación".

Amante de las nuevas tecnologías . "El negocio lo fundó en 1924 un valenciano que llegó a Oviedo y cogió el traspaso de un local. En 1964 mis padres se hicieron cargo de la tienda. En realidad, antes mi padre y mi tío. Luego entró mi madre. Yo sigo sus enseñanzas, pero también aprovecho todas las herramientas que nos dan las nuevas tecnologías, con posibilidades como la venta a través de internet. Desde que cogí las riendas del negocio me empeñé en aprovechar todas esas novedades".

La moda, que regresa. "Uno de mis sueños sería ver a todos los ovetenses paseando con sombrero, como hace décadas, cuando cada temporada los caballeros se hacían, al menos, dos sombreros, a juego con los trajes. Curiosamente sí se nota un regreso del sombrero. La gente se anima a usarlos, tanto en invierno como en verano. De hecho, volvemos a tener taller de sombrerería y hacemos muchas limpiezas. Tenemos muy buenos clientes. Hace quince días estuvo el cantante de Siniestro Total y le estamos preparando un sombrero para mandárselo. Cada vez que hay entrega de Premios Princesa de Asturias también notamos afluencia de personas famosas".

Iniciativa por el comercio histórico. "Soy un enamorado de Oviedo. Ahora bien, creo que las posibilidades comerciales de la ciudad no están del todo aprovechadas. Tenemos que orientarnos hacia la excelencia. El problema es que no estamos sabiendo conservar las antiguas tiendas, y muchas que eran referencia en la ciudad están cerrando. Tal vez podría hacerse algo por mantener el comercio histórico. Convertimos todas las ciudades en clones. Estamos colonizados. Aún así, soy optimista por naturaleza y creo que el comercio urbano seguirá existiendo"