Podría ser la suerte del novato, pero lo cierto es que el tercer premio de la novena edición de la cata ciega de faba asturiana que se celebró en la Flor de Grado tiene más que ver con las ganas de aprender. El moscón José David Fernández Fernández se hizo con el tercer premio del certamen en su primer año como productor y su cara lo decía todo: no se lo esperaba ni por asomo. "No contaba con ello para nada, participé porque era el único productor de Grao y tenía la obligación moral de estar ahí", reconoce.

Fernández es ingeniero de Caminos, Puertos y Canales, profesión que desarrolló entre España, Canadá y Venuzuela. En la lejanía advirtió que mucha gente le pedía fabas, y "cuando vine otra vez pensé: 'por qué no probar en las huertas de mi abuela?'". Y dicho y hecho. Tomó una hectárea de los terrenos de la abuela Margarita en Los Fornos y se dispuso a plantar fabas en el mes de mayo.

"Empecé de cero con mi madre, Rosa, y mi abuela, y en la Escuela Agraria de Villaviciosa, y todos los días me preguntaba dónde me había metido", detalla. Plantó entre maíz con riegos más separados que en la forma tradicional para que la planta recibiese más sol y nutrientes para conseguir una faba de sabor potente. Y desde el primer momento tuvo claro que tenía que estar dentro del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Faba Asturiana. "Es la garantía del producto, y no es cuestión de que sea mejor o peor que las que llegan de Bolivia, es que son distintas", señala.

También decidió crear su marca, Casa La Rica, para dar valor al origen del producto, que sea reconocible en el mercado y, así, no competir en precio. "Hay un mercado muy amplio", precisa.

Sus 300 kilos de fabas están dirigidos al consumo gourmet y está decidido a que la legumbre no se identifique como un producto pesado. "Estamos haciendo degustaciones y colaboramos con la moscona Aida Lídice Lueje para hacer recetas veganas, queremos desestacionalizar el producto y mostrar que hay muchas formas de comer las fabas", comenta.

Para la próxima campaña ya tiene varias novedades que apunta en la pizarra de su oficina de La Cardosa, una tormenta de ideas sobre la faba. Y uno de los objetivos marcados es vender las fabas con compango sin aditivos ni conservantes, con una rotación rápida del producto en el mercado. "Queremos darle una vuelta a las fabas y ampliar su mercado, también valoramos la posibilidad de venderlas fuera de España", avanza.

La clave del éxito de Fernández es vender un producto tradicional con las técnicas más modernas.