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"No respetan ni a los muertos", claman en Siero tras dos robos en cementerios

Los cacos asaltan en varios días los camposantos de Carbayín y El Cuto para llevarse los canalones de cobre

Enrique González muestra los daños ocasionados por los cacos en el cementerio de El Cuto. L. B.

"Esta gente no respeta ni siquiera a los muertos y merece ser castigada". Así mostraba ayer su indignación una vecina de la parroquia sierense de El Cuto, que asegura temer los numerosos robos que se suceden en los últimos tiempos en la zona y que en los últimos días tuvieron como objeto los cementerios de la localidad y de la parroquia vecina de Santiago de Arenas.

En el caso de El Cuto, los hechos se sucedieron desde la pasada semana, pues todo indica que los robos se realizaron por fases en diferentes días. "Un día me percaté de que faltaban canalones y habían dejado las palomillas que los sostienen, pero al siguiente ya comprobé que se lo habían llevado todo", declara la vecina de El Cuto Vicentina Miguel.

El hecho de que las tuberías sean de materiales como el zinc o el cobre atrajo a los ladrones que, pese a que el camposanto se encuentra junto a la carretera, no tuvieron reparos en asaltar el recinto. "Nadie los vio, así que suponemos que vendrían por la noche", comentan varios vecinos que residen a escasos metros del cementerio.

Sin embargo, este no fue un hecho aislado, pues esta semana se detectó que también habían sido sustraídos unos de los pocos canalones del cementerio de Carbayín Alto, en la parroquia de Santiago de Arenas. Algo que hace temer que los cacos prosigan con esta moda delictiva en próximas fechas en otros camposantos de localidades cercanas.

En el caso de Carbayín Alto, el robo no pilló tan de sorpresa, pues cabe señalar que el cementerio se encuentra a escasos metros del centro de titularidad municipal que ocupó en su día la asociación Cébrano y que actualmente se encuentra totalmente saqueado por la acción de los amigos de lo ajeno.

En El Cuto no se extrañan tampoco mucho, pues hace apenas medio año ya vieron como alguien se llevaba el caño de la fuente a la que cada día van los vecinos para disfrutar de la prestigioso agua local. Una acción que les impidió recoger el agua de manera normal hasta que buscaron una solución alternativa.

Quien sí asegura que no esperaba estos sucesos es el sacerdote encargado de ambas parroquias, Segundo Gutiérrez, que admite que es el primer episodio que recuerda de este tipo. "En cinco años que llevo en la zona nunca habíamos padecido nada igual", sostiene el también párroco de Valdesoto, que tras conocer el robo se puso manos a la obra para dotar de nuevo de desagües a las instalaciones. "Ya se está encargando el enterrador de colocar nuevos canalones", indicó el religioso, que para evitar nuevos disgustos decidió optar por unos materiales menos preciados. "Los nuevos son de plástico y, aunque no son tan valiosos, dan el mismo o mejor servicio que los anteriores", explica Gutiérrez.

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