A poco más de un año de alcanzar el medio siglo, Bernardo Menéndez sigue dedicado a fraguar una leyenda que parece no tener límites. Si bien despuntó muy joven en el mundo de la cuatreada no fue hasta el año 1991, cuando entonces contaba con 24 años, cuando se consagró como uno de los grandes de la historia del deporte autóctono tras derrotar en la final del Campeonato de España a otra figura emergente de la época como el zurdo Enrique Martínez "Maradona", hoy compañero de peña de su entonces verdugo en la Peña Villa de Noreña.

La historia de Bernardo fue única desde su nacimiento. Su madre le dio a luz en Oviedo y, a pesar de que se fue a vivir en El Entrego, lo asentaron en Bimenes. Una amalgama de orígenes a la que añadiría con el paso de los años largos periodos de residencia en Gijón y en la Villa Condal en la que parece haber echado definitivamente raíces.

Sus comienzos bolísticos coinciden con un "boom" de la cantera de las cuencas. La Peña La Cascaya de El Entrego con figuras de la talla de Thierry, "Maradona" o Josín luchaba codo con codo con la Peña Calleja, en el seno de la cual comenzaría Bernardo a cuatrear silenciosamente hasta que a finales de los ochenta pasó a ser un habitual de las rondas finales de los principales campeonatos.

La primera tentativa de consagrarse resultó fallida, pues en el año 1988 cuando todavía militaba en Calleja cayó derrotado en la final del Campeonato de España ante otro jugador con proyección legendaria como Jacinto, de la Peña Sontrondio, que sin embargo, abandonó la práctica de los bolos unos años después.

Fue en la temporada siguiente cuando la carrera meteórica de Menéndez recibió el impulso definitivo. Su fichaje por la Peña La Pedrera de Gijón en la que se reunieron toda una nómina de enormes jugadores como "Chiruca", Pipi, Majano, el propio Jacinto o César Blanco entre otros muchos marcó una época. En equipos arrasaban y en el plano individual Bernardo logró en 1991 el primer nacional en Blimea ante "Maradona" al que siguió otro la temporada siguiente ante Tino "El Roxu" en Langreo y un tercero ya en el año 1996 ante Desiderio Díaz. A ello, hubo que sumar otros cuatro subcampeonatos en la década de los noventa, todos ellos con derrotas en la final ante su gran rival: el naveto Javier Pruneda. Si bien el naveto parece tomarle la medida en los nacionales, no ocurre lo mismo en los Campeonatos del Mundo, en los que Bernardo se impone a su archirrival en las finales de 1996 y 1999.

Con el título mundial que todavía conserva tras no celebrarse más ediciones bajo el brazo, llega una nueva etapa en Noreña. Allí, el ya consagrado jugador encuentra la madurez y se convierte en intratable durante toda una década en la que sólo Pruneda logra pararle los pies de vez en cuando. En el año 2000 y ante una abarrotada y recién estrenada bolera de Lugones suma su cuarto entorchado nacional ante Pruneda. Luego llegarían otros cinco en los años 2001, 2005, 2006, 2008 y 2009, siendo actualmente, con nueve títulos, el jugador con más entorchados de la historia, empatado, quién si no, con su archirrival y amigo de Villa de la Sidra con el que mantiene una puja por desnivelar una balanza que se mantiene equilibrada desde 2012.

No obstante, los títulos absolutos son sólo una pequeña parte de un palmarés cuya cuenta de finales se dio por perdida ya hace varios años. En su historial, Bernardo cuenta con numerosas participaciones en torneos internacionales con México y Argentina como principales destinos y en el plano colectivo es el principal artífice de que en apenas 15 años de historia, la Peña Villa de Noreña sea la más laureada de todos los tiempos con ocho ediciones del Campeonato de Asturias.

Torneos como el de "Un Millón para el Mejor", el Cajetilla, el de Ases de Mieres, los de Reculta o los de la Peña Magdalena son sólo unos pocos ejemplos de las citas en las que este noreñense de adopción inscribió su nombre en el historial de campeones en varias ocasiones. Triunfos a los que hay que añadir regionales por parejas con muchos compañeros como "Chiruca", Rubén, Luis Bedia, Luisín Huerta, Ramiro Paniceres o Alejandro Nuño.

Un historial que no es fruto de la casualidad. Los expertos sitúan a Menéndez en la cumbre de los manistas de todos los tiempos. Su pulgar deja que desear sólo si se compara con su potencial para la mano, pues en sus mejores temporadas el de Villa de Noreña llegó a vivir rachas en las que parecía un consumado pulgarista y, en caso de no estar fino, su capacidad para machacar el bolo nueve es un recurso que le permite plantar cara con solvencia a los mejores pulgares de Asturias. Todo un mito que durante dos décadas y media hace afición y fruto de la rivalidad existente no hay bolera en la que haya algún aficionado bernardista o javierista.