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En Bobes ya no crece el maíz

Las obras del macropolígono, paralizadas hace casi tres años y medio, han dejado más de un millón de metros cuadrados de tierra yerma donde antaño había fincas y sembrados

Terrenos del polígono. f. torre

"Antes se veía hasta Tiñana desde la puerta de casa. Era todo llano. Plantábamos maíz. Teníamos siete mil metros de finca, con cultivos. Pero nos lo estropearon todo. Ahora sólo queda esta tierra roja por todas partes. Con todo acabaron". Manolita Nuño mira con dolor hacia la plataforma de tierra que ocupa el lugar que antaño dominaba el horizonte. Su casa, en San Miguel de la Barreda, ha quedado rodeada por unos terrenos yermos que, durante algún tiempo, se dijo que iba a ocupar un gran polígono industrial. Pero esa promesa, el polígono de Bobes, nunca llegó.

El sueño empresarial animó más de 500 expropiaciones y un sinfín de juicios y lamentos. Manolita Nuño y su marido, José Manuel Pérez, forman parte de los afectados por las expropiaciones, aunque su caso es de los más extremos: no sólo les quitaron sus terrenos, siete mil metros cuadrados en total, sino que dejaron su casa en medio del páramo que debía ser un polígono. Más aún: dejaron su casa "debajo" del páramo.

Porque la casa de Manolita Nuño y José Manuel Pérez está por debajo del nivel del suelo industrial. Una apropiada metáfora de lo que ha supuesto el polígono de Bobes para los vecinos de los pueblos de Siero afectados por la maldición de esta incumplida promesa empresarial.

El proyecto del macropolígono de Bobes, que con una superficie de 1,1 millones de metros cuadrados estaba destinado a convertirse en la gran mancha industrial del centro de Asturias, comenzó a desarrollarse en 2001. Desde su mismo inicio, no obstante, el proyecto hubo de vencer numerosos problemas para avanzar. Las expropiaciones, primero, y el desdoblamiento de la AS-17, después, retrasaron durante años el inicio de las obras del área empresarial.

No eran asuntos menores. Para desarrollar la gran mancha industrial, la Sociedad Mixta de Gestión y Promoción del Suelo de Asturias (Sogepsa) expropió un total de 539 parcelas que eran propiedad de más de 300 familias de las parroquias sierenses de Bobes y San Miguel de la Barreda. Terrenos que en muchos casos habían pertenecido durante generaciones a esas mismas familias, y por los que Sogepsa abonada cantidades que, a juicio de los afectados, estaban muy por debajo de su valor real.

Las expropiaciones trajeron consigo una cascada de juicios que terminaron cuando los tribunales fijaron un justiprecio: 39 euros por metro cuadrado. A los afectados no les pareció "justo".

El desdoblamiento de la AS-17, por su parte, también era problemático, aunque por otras cuestiones. Esta infraestructura viaria era clave para Sogepsa, toda vez que debía atravesar el polígono de cabo a rabo, articulando las comunicaciones que pondrían Bobes en el mapa. Pero la obra era costosa, compleja técnicamente y, además, precisaba también del desdoblamiento de otros tramos de la misma carretera.

Entre unas cosas y otras, pasaron ocho años. El proyecto se desbloqueó en el otoño de 2009 y las obras comenzaron en la primavera siguiente, en un momento en el que la crisis ya había hecho mella en la construcción y en el propio sector empresarial. Sogepsa, en todo caso, no dudó y apostó todo a Bobes. Los problemas no tardaron en aparecer.

La crisis paralizó por completo la actividad empresarial. Sogepsa no lograba vender las parcelas de Bobes, ni siquiera tras ensayar una revisión a la baja de sus precios. Una circunstancia que, unida al fracaso de otras inversiones, comenzó a minar la economía de la sociedad mixta. Pero lo peor estaba por llegar.

A finales de 2012, tras dos años y medio de obras, La Unión Temporal de Empresas "Bobes" (formada por FCC, Alvargonzález y Sardesa), que ejecutaba los trabajos, abandonó tras acusar a Sogepsa de no haberle pagado una serie de certificaciones de obra. La Sociedad Mixta negó la mayor, pero los tribunales acabarían dando la razón a la UTE: en diciembre de 2015, el Juzgado de Primera Instancia número 1 de Oviedo condenó a Sogepsa a abonar unos nueve millones a la terna de empresas. La Sociedad Mixta ha recurrido.

Entre medias, casi nada se ha movido en Bobes. Incluso el Principado ha postergado el desdoblamiento de la AS-17, costoso y que, en virtud del estado actual de las cosas, no parece ya una prioridad. Meses atrás, Sogepsa inició los trámites para desbloquear los trabajos, empantanados también por unos supuestos incumplimientos de la Sociedad Mixta para con el Ayuntamiento de Siero, relativos al mantenimiento de unos caminos. Pero la reactivación de las obras parece lejana. Casi tanto como el recuerdo del maíz que Manolita Nuño plantaba en su finca.

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